La Consejería de Educación de la Junta de Andalucía hará especial hincapié en la figura del acoso cibernético o 'ciberacoso' en la actualización de sus protocolos de actuación para luchar contra el fenómeno de acoso escolar o 'bullying', entendido como el maltrato psicológico, verbal o físico hacia un alumno producido por uno o más compañeros de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.

En una entrevista concedida a Europa Press, la consejera del ramo, Adelaida de la Calle, ha señalado que, de hecho, la valoración del Ejecutivo autonómico es la de darle a este fenómeno la importancia que se merece, en la medida en que, dada su dificultad de control y el acceso generalizado a las nuevas tecnologías, "hoy por hoy es de las formas de acoso más peligrosas".

Desde la implantación del protocolo en el año 2011, la Junta ha seguido trabajando para implementar el mismo y dar cabida en el texto a las nuevas realidades que van surgiendo. El documento está pensado para casos de acoso prolongados en el tiempo, intencionados y con desequilibrios de poder, sin que en el mismo entren agresiones esporádicas entre el alumnado y otras manifestaciones violentas que no suponen inferioridad de uno de los participantes en el suceso y que son atendidas aplicando las medidas educativas que el centro tenga establecidas en su plan de convivencia.

De esta manera, De la Calle ha recordado que en el protocolo se trabaja la tendencia de cursos de formación, campañas de concienciación, mediación y divulgación para generar una tendencia contra este fenómeno en los centros. Asimismo, se incluyen medidas de control del profesorado para que éste pueda detectar posibles casos. "Prevención más que curación", ha resumido la consejera.

El texto contempla actuaciones con la persona acosada —apoyo y protección expresa e indirecta, actividades de educación emocional y estrategias de atención y apoyo social o intervención individualizada por la persona orientadora para el aprendizaje y desarrollo de habilidades—, con el alumnado agresor —correcciones, actuaciones educativas en el aula de convivencia del centro—, observadores pasivos —actuaciones de desarrollo de habilidades sociales, de comunicación, emocionales y de empatía—, familias —orientaciones sobre cómo ayudar a sus hijos, actuaciones para una mejor coordinación y comunicación sobre el proceso socioeducativo— y profesorado —cómo intervenir positivamente en la situación y cómo hacer el seguimiento—.

En su plan de actuaciones para garantizar la igualdad, Educación, asimismo, cuenta desde 2014 con un protocolo de intervención específico de identidad de género que establece medidas que favorecen la integración del alumnado transexual andaluz y evita acciones discriminatorias en las aulas de los centros públicos y concertados.

Entre otras medidas, este protocolo incluye garantizar la libertad en el uso de la vestimenta con la que el estudiante se sienta identificado. Por otra parte, en los casos en los que el centro no disponga de aseos o vestuarios unisex, se garantizará que el alumnado transexual tenga acceso a las dependencias que le correspondan de acuerdo con su identidad de género.