La exposición 'Fragments d'identitat: Últims moments del rei Jaume I el Conqueridor', en la que se exhibe la primera versión de un cuadro de Ignacio Pinazo Camarlench (Valencia, 1849-Godella, 1916) que representa la abdicación del rey, abre los actos del centenario del fallecimiento del pintor, que se celebrará a lo largo de 2016 y se espera que finalice con la llegada a Valencia de la versión definitiva de la obra que se expone desde este viernes en la sala de la Escribanía del Palau de la Generalitat.

Así lo ha explicado este viernes en la inauguración de la muestra el director del Museo de Bellas Artes San Pío V de Valencia, comisario de la exposición y bisnieto del artista, José Ignacio Casar Pinazo, que ha estado acompañado del secretario autonómico de Cultura, Albert Girona; la directora general de Cultura y Patrimonio, Carmen Amoraga; la coordinadora del Área de Cultura en el Ayuntamiento de Valencia, Glòria Tello y el coordinador de la comisión organizadora del centenario, Carlos González Triviño.

En la muestra, que se puede visitar desde este viernes hasta el próximo día 30 de octubre en la sala de la Escribanía del Palau de la Generalitat, se exhibe una primera versión del cuadro 'Últims moments del rei en Jaume I el Conqueridor', cuya versión definitiva, cuatro veces más grande, se encuentra en el Museo El Prado de Madrid. Esta obra, de 1,50 por 2 metros, "responde al encargo oficial de la Diputación Provincial de Valencia de valorar ese momento de creación del Reino de Valencia, en el momento de la abdicación del rey Jaime I" y "presenta lo que se entendía por Edad Media en el siglo XIX".

En la sala, también se exponen cuatro bocetos, "dos muy especiales, de la mano del rey y del pie con espuela, que tienen una especial sensibilidad, ternura e hiperrealismo", según ha relatado Casar. También se exhiben otros dos bocetos de la composición de la obra definitiva, "uno muy primario y otro más avanzado". En el primero, "se puede observar cómo Pinazo todavía no tiene la composición definitiva de la obra y en el segundo sí ha elaborado ya una propuesta", ha señalado el bisnieto del artista y director de la Casa Museo Pinazo de Godella (Valencia).

Pieza "emblemática"

Por su parte, Triviño ha señalado que éste es el "momento inicial del centenario de la muerte del pintor" que, mediante esta exposición, permite contemplar "una pieza muy emblemática de las señas de identidad valencianas" que sirve para contextualizar la semana del Nou d'Octubre en un lugar como el Palau de la Generalitat, que es "la máxima expresión arquitectónica del autogobierno valenciano", según ha indicado.

En este sentido, Girona ha apuntado que el centenario cuya conmemoración comienza este viernes, seguirá celebrándose "a lo largo de todo el año, de forma multidisciplinar, con todo tipo de exposiciones y encuentros" y se espera que finalice con la presencia de la obra definitiva de la representación de Jaime I en Valencia por primera vez.

Por su parte, Amoraga ha destacado que se trata de "reivindicar y que se conozca la figura de un autor tan importante que en ciertos momentos ha pasado más desapercibido de lo que la categoría de su obra merece" y, para ello, los responsables de Cultura han querido "poner a disposición de los valencianos esta maravilla".

El coordinador de la comisión organizadora del centenario ha expresado su deseo de que la exposición "cuente con una participación importante de la sociedad valenciana, de las instituciones públicas y también de particulares y empresas en un nuevo modelo de gestión cultural".

"dialoga con el espectador"

Según ha comentado el comisario de la exposición, esta muestra "reconoce la importancia del trabajo de Pinazo" con un cuadro "de una gran complejidad desde un punto de vista de la composición y en el que hay muchos avances técnicos que luego va a desarrollar durante el resto de su obra".

La carrera de este artista se desarrolla en Italia "de una forma radical y muy transformadora", incide en temas de paisaje, profundiza en la composición y en la obra expuesta "se trasladan algunas de las enseñanzas de la obra de Velázquez" como el tratamiento de la luz y "cómo se refleja en distintos aspectos de la pieza que acaban conduciendo al espectador hacia donde Pinazo quiere que se fije", con lo que "dialoga muchísimo con el espectador", según Casar.