En la madrugada del pasado martes, los vecinos del Barrio de la Concepción, situado junto a la Basílica de las Angustias, en la Carrera de la Virgen, se alarmaron al oír gritos, golpes y ruido de platos rotos.
Era una pelea entre un grupo de rumanos que habitan dos casas ocupadas en la calle Santa Catalina Baja. En el calor de la discusión llegaron a tirar la vajilla por la ventana, con el consiguiente escándalo y la lógica alarma en el vecindario. La Policía intervino con rapidez y aplacó los ánimos.
Según relatan los vecinos, que prefieren no identificarse por temor a represalias, este tipo de discusiones son constantes: «Se pelean entre ellos. Las broncas son con otros rumanos que vienen en coches por la noche y cargan y descargan. Con nosotros no se meten, no nos dicen nada».
Apuntan que «llevan más de cinco meses en las dos casas y son más de treinta personas», varias familias y sobre todo, «muchos niños pequeños, más de veinte». Los vecinos se han acostumbrado a ver cómo «los padres y las madres piden limosna durante el día en la Carrera de la Virgen y los niños están solos en la puerta de la casa».
Lo más «preocupante», afirman, es la situación de estos pequeños de entre dos y 12 años, aproximadamente, sobre todo por «las pocas condiciones de aseo personal e higiene, ya que no tienen agua corriente» y, ahora en verano, el mal olor llega a los edificios de al lado.
La luz «la han pinchado de la toma de un inmueble que está detrás y que también está abandonado y lleva años cerrado», aseguran comerciantes de la zona. Las familias de rumanos no hablan con nadie y responden con tosquedad y un portazo cuando se les pregunta por su situación y procedencia.
La situación irregular del inmueble en la calle Santa Catalina Baja no es nueva. El año pasado lo habitaban, en régimen ilegal, un grupo de okupas y hippies a los que desalojó a la Policía a finales de año. A los dos meses del desalojo, el edificio volvía a estar ocupado por estas familias rumanas.
Un barrio con mucha inmigración
«Aquí hay muchos inmigrantes, pero pagan sus alquileres y no dan problemas», relata uno de los comerciantes del barrio, en referencia al gran porcentaje de población senegalesa con la que conviven. No en vano el barrio es, junto a algunas zonas de los distritos del Zaidín, Genil y Norte, una de las áreas con más inmigración por los alquileres bajos a causa del estado de los pisos.
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