Más de 30.000 refugiados están atrapados en las islas griegas, según ACNUR

  • Malviven en condiciones lamentables, sin servicios ni recursos.
  • Cruz Roja ha calificado la situación en Lesbos de "drama humanitario".
  • En los últimos días se han producido ataques racistas por parte de la población local.
Refugiados llevan en brazos a un niño que se desmayó durante la larga espera para el procedimiento de registro en el puerto de Mitilene en la isla grieva de Lesbos.
Refugiados llevan en brazos a un niño que se desmayó durante la larga espera para el procedimiento de registro en el puerto de Mitilene en la isla grieva de Lesbos.
EFE
Refugiados llevan en brazos a un niño que se desmayó durante la larga espera para el procedimiento de registro en el puerto de Mitilene en la isla grieva de Lesbos.

Atrapados. Así están más de 30.000 refugiados, la mayoría sirios, en las islas griegas, a la espera de poder alcanzar el continete europeo, ha confirmado este martes la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). "La gran mayoría están en Lesbos, entre 4.000 y 5.000 están en Kos, y el resto se encuetran en otras islas menores", ha explicado en rueda de prensa Melissa Fleming, portavoz del ACNUR.

Estamos hablando de unas islas pequeñas con recursos limitados. En Lesbos hay 85.000 habitantes y se calcula que unos 17.000 refugiados y migrantes. En Kos, con 33.000 vecinos, los 5.000 anteriormente citados. "La situación está realmente al borde de la explosión", decía este lunes el ministro griego para política migratoria, Yannis Muzalas.

En los últimos días se han producido ataques racistas por parte de la población local, y también choques entre refugiados de distinta nacionalidad. Malviven en muy malas condiciones, sin casi ningún tipo de sevicios. Las autoridades locales están desbordadas, pero por otro lado, se niegan a recibir ayuda y no quieren establecer centros de acogida más "decentes" por miedo a un efecto llamada. "No han aceptado nuestras reiteradas ofertas de apoyo", denunciaban este lunes de sde ACNUR, en referencia a dichas autoridades locales.

El Gobierno de transición griego, que dirige el país heleno hasta las elecciones del próximo 20 de septiembre, ha prometido aliviar la presión sobre la isla de Lesbos, cuyas condiciones han sido calificadas como "desastre humanitario" por parte de la Cruz Roja. El Ejecutivo prevé trasladar a 12.000 refugiados desde la isla hasta el sábado, incrementando el número de barcos hacia la grecia peninsular.

Golpes y gases lacrimógenos en Hungría

No paran de salir barcos llenos de migrantes y refugiados hacia el puerto del Pireo, desde donde esperar proseguir su viaje hacia el centro y el norte de Europa. Desde Grecia prosiguen se dirigen al norte, generando un segundo cuello de botella en la frontera con Macedonia. Y de allí a Serbia y a Hungría, donde además de la valla de espinos, chocan con la política de acoso y derribo contra los refugiados y emigrantes que ha espoleado el primer ministro, el ultraderechista Víktor Orbán.

Precisamente este lunes en Röszke, junto a la frontera con Serbia, donde los refugiados tienen que esperar horas y noches enteras antes de ser trasladados a los centros de registro, unos 300 inmigrantes decidieron partir andando por la autopista que conduce a Budapest, pero la Policía los obligó a regresar. Hubo intentos de fuga y protestas y la policía húngara golpeó a un grupo de inmigrantes, incluso llegó a usar gases lacrimógenos, pese a que entre ellos había muchos niños.

Entretanto, en la UE siguen a la espera de que este miércoles la Comisión Europea anuncie las nuevas cuotas de refugiados que prevé repartir entre los Estados miembros: 120.000, además de los 40.000 que intentó sin éxito repartir en junio pasado. Francia anunció este lunes que acogerá a los 24.000 que está previsto que le correspondan. Reino Unido, que no forma parte de este reparto, aclaró que acogerá a 20.000 refugiados reasentados.

España, por su parte, ha cambiado radicalmente su discurso de hace solo una semana, cuando decía no poder acoger a más porque estaba "saturada", y ahora se muestra dispuesta a acoger la cifra que le corresponda. No obstante, ha evitado hablar de una cifra concreta, a la espera de poder negociarla con Bruselas hasta el último minuto. Fuentes comunitarias han hablado de unas 15.000 personas.

Como muestra de ese cambio de discurso del Ejecutivo español, que llega tras las presiones internacionales, la reacción mundial a las impactantes fotos de un niño ahogado en un playa y tras la oleada de solidariad municipal anunciada por muchos Ayuntamientos en España, la ministra de Trabajo, Fátima Báñez, se reúne esta martes con las comunidades autónomas y los ayuntamientos. El objetivo es debatir sobre la gestión de la crisis y coordinar acciones. El encuentro se produce un día después de la primera reunión mantenida por la comisión interministerial del Gobierno para analizar la situación de los refugiados.

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