El auge de las líneas aéreas de bajo coste parece imparable, especialmente entre los más jóvenes. Una encuesta del Ayuntamiento de la capital refleja que uno de cada cinco madrileños ha usado ya alguna vez estas líneas baratas. Los menores de 30 casi duplican ese porcentaje. El 36,1% de los jóvenes consumen ya este tipo de billetes. En cambio, el 89,6% de los mayores de 65 años confiesa que nunca ha usado estas compañías.

Para sus clientes, las ventajas de estas líneas son, principalmente, el precio (así lo cree el 89,7% de los usuarios) y la comodidad para comprar los billetes (28,7%). Lo peor, la puntualidad (sólo el 9,6% cree que lo son) y su escasa fiabilidad (lo cree un 22%). Las 13 líneas de este tipo que operan en Barajas suman ya el 16% del tráfico de viajeros, unos tres millones de personas entre enero y mayo. Son líderes Easyjet y Vueling, con 684.000 y 613.000 clientes, respectivamente, en ese periodo. El crecimiento del sector es del 95% en el último año, según el Instituto de Estudios Turísticos.

Con los mismos derechos

Los clientes de líneas aéreas de bajo coste sólo deben ver rebajados los precios de los billetes y, acaso, algunas prestaciones de las compañías. En ningún caso deben quedar cercenados o limitados ninguno de sus derechos como consumidor. Este contundente mensaje lo reiteró ayer en varias ocasiones el delegado de Economía del Ayuntamiento de Madrid, Miguel Ángel Villanueva, que invitó a cualquier viajero que pudiera sentirse perjudicado por el servicio de estas empresas a dirigirse a las oficinas municipales de consumo para denunciarlo.