Según datos de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API), un 20% de estas oficinas ha tenido que cerrar puertas. Son 1.400 menos.

Desde el verano anterior, cuando se anunció que había llegado a su fin la descontrolada expansión del mercado de la vivienda, el número de estos establecimientos se redujo de más de 7.000 a menos de 6.000. La situación catalana es muy similar a la del resto de España.

Bajar la persiana

El presidente de los API, Joan Ollé, cree que en los próximos meses cerrarán entre el 45% y el 50% de las que quedan, sobre todo las que tienen una gestión menos profesional.

La desaceleración de la vivienda, que ya ha notado la Bolsa por la caída de expectativas de las empresas constructoras, se ha traducido en un estancamiento de las viviendas iniciadas. Según la Cámara de Contratistas de Obras de Catalunya, durante el primer trimestre de 2007, los pisos comenzados aumentaron un 2,3%.

Menos en el Barcelonès

Es una incremento todavía importante porque es superior al crecimiento económico. Pero no tiene nada que ver con el aumento del 17,9% el año anterior.

El aterrizaje suave supone una caída en 13 de las 41 comarcas. Y no sólo en Conca de Barberà (-12%) o en la Noguera o la Selva, con descensos superiores al 5%. También cae en el Barcelonès (-0,5%), Baix Camp o Vallès Oriental (-2%).