Regreso a los orígenes

El bailaor Rafael Amargo se despoja de los guiños a la modernidad en su última obra, en la que explora mediante ocho números de corte clásico la esencia más pura del flamenco.
Amargo, durante un ensayo de Tiempo muerto.
Amargo, durante un ensayo de Tiempo muerto.
Amargo, durante un ensayo de Tiempo muerto.
Rafael Amargo estrena en Madrid su última obra, con la que huye de la espectacularidad de otras anteriores, como Poeta en Nueva York o Enramblao, para asomarse nuevamente a un concepto más íntimo del flamenco.El espectador no verá esta vez, salvo por unos guiños en la introducción, montajes de vídeo o referencias al break dance, el rap u otros elementos asociados tradicionalmente con la modernidad.

En su lugar, Amargo (que ha escrito todas las letras del espectáculo) recurre a una escenografía extremadamente sencilla, en la que destaca un gran trabajo de luz, y a números de flamenco de corte clásico, especialmente uno con castañuelas de la mítica María La Coneja. Eso sí, los bailarines no visten de lunares, sino con trajes de Amaya Arzuaga, con líneas más simples y colores que van del negro al blanco y que representan el tránsito de la muerte al nacimiento.

La música está compuesta en su mayor parte por Juan Parrilla, y entre los instrumentos clásicos se cuelan de forma discreta un sintetizador y un bajo.

* Coreografía y dir.: Rafael Amargo. Inter.: Vanesa Gálvez, Mara Martínez. Teatro Alcázar.  C/ Alcalá, 20. Tel.: 915 320 616. V. y S., 20.30 h; D., 19.30 h. De 20 a 42 euros.

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