La maldición de las momias egipcias

  • Sobre la momia del tesoro de Tutankamon pesa la leyenda de una antigua maldición.
  • Más de 30 personas relacionadas con la apertura de su tumba o de sus objetos sagrados murieron en extrañas circunstancias.
  • Howard Carter, el descubridor del sepulcro, murió de viejo.

Ayer se identificaba, después de miles de años sin nombre, la momia de la reina Hatshepsut de Egipto . Para hacerlo hubo que manipularla, radiografiarla, escanerarla... y tras darle nombre volverá a una vitrina, que verán todos los días miles de turistas.

Con este descubrimiento se abre una cuestión: ¿Se están profanando tumbas o llevando a cabo una labor científica necesaria?

En el antiguo egipto la otra vida no era cosa de broma. Numerosos ritos y procesos debían ser llevados a cabo después de la muerte del faraón para que éste pudiera disfrutar de la otra vida. Con la muerte el Ka se liberaba y podía viajar al Mundo Infinito, pero para que esto fuera posible el cuerpo momificado del rey necesitaba a su lado toda suerte de objetos, talismanes y herramientas.

Son esos objetos los que conponían los grandes tesoros con que los gobernantes del reino de Las Dos Tierras eran enterrados. De todos ellos, el más conocido y célebre es el tesoro de Tutankamon . En realidad, este monarca no fue uno de los faraones más importantes. De hecho, es considerado un regente de segunda fila.

Sin embargo, ha pasado a la historia, porque su tumba se encontró tal y como estaba hacía 3700 años, cuando fue inhumado. Si un faraón "pequeño" tenía tal cantidad de tesoros ¿que no tendrían los grandes emperadores en sus tumbas? El saqueo nos ha privado de esa respuesta.

Pero Tutankamon no sólo es conocido por su enorme tesoro... también lo es por la terrible maldición que se dice cayó sobre los que profanaron su descanso eterno.Recreación del interior de la tumba

LA MALDICIÓN DE LA MOMIA

El 26 de noviembre de 1922 el arqueólogo Howard Carter descubría la entrada a la tumba de Tutankamon, en el agreste paraje del Valle de los Reyes , cerca de la actual ciudad de Luxor, en Egipto.

Acompañado del mecenas de la expedición, Lord Carvanon, fue el primero en asomarse, a través de una grieta en la enorme piedra que cerraba la estancia. Lord Carvanon le preguntó: "¿Qué ves?". Y Carter, casi en un resuello contestó: "veo cosas maravillosas".

En las primeras cámaras encontraron el tesoro más grande jamás visto: Piedras preciosas, mobiliario hecho de oro macizo, enseres construidos con los materiales más finos, mantos reales de la mejor tela, y oro, oro en cantidades ingentes.

El 3 de febrero de 1924 Carter y su equipo accedieron a la cuarta y última cámara, el lugar en el que reposaba el sarcófago del faraón. El contenedor mortuorio era una mole de granito de más de tres metros de largo. Dentro encontraron otros tres sarcófagos, todos lacados en oro y ricamente incrustados con todo tipo de materiales y piedras preciosas.

"La muerte vendrá con alas ligeras sobre el que se atreva a violar esta tumba"

En el último sarcófago estaba la momia del faraón. En ese momento un lejano rumor, perdido en el tiempo, comenzó a surgir de nuevo entre los egipcios que vivían cerca de la zona de la excavación: El que profanara la tumba del faraón sufriría una muerte segura.

Al parecer, uno de los egiptólogos que acompañaban a Carter dijo haber descifrado las inscripciones de una de las puertas: "La muerte vendrá con alas ligeras sobre el que se atreva a violar esta tumba". Nunca se pudo comprobar, porque el equipo de investigadores destrozaron la puerta para poder acceder a la tumba.

Periódicos y medios de comunicación de todo el mundo se hicieron eco del descubrimiento y ayudarían después a fomentar la leyenda de la maldición.

Se cuenta que Howard Carter pasaba largas horas dentro de la tumba, haciendo inventarios e investigando. Para hacer más llevadero el ambiente dentro del sepulcro solía hacer acompañarse de una pequeña jaula dentro de la cual un canario cantaba. Un día al levantar la vista, el egiptólogo vio cómo el pájaro era devorado por una cobra . La cobra es el símbolo de la protección de los faraones...Un hombre observa la máscara mortuoria

COMIENZA EL MITO

Lo que más ha dado que hablar de la maldición fueron las muertes que se sucedieron tras la apertura de la tumba. El primero en morir fue Lord Carvanon. Un mosquito le picó en la mejilla, uno de tantos. Unos días después se cortó afeitándose justo en el lugar en el que tenía la picadura. Poco después moría tras una terrible agonía.

Una virulenta infección le había destrozado varios órganos y le había producido horrendas deformaciones físicas. La prensa se cebó con el hecho: La leyenda estaba servida.

Tras Lord carvanon murió su hermano, que había participado en los trabajos de apertura de la tumba. Sin que la ciencia pudiera explicar por qué murió fulminado en su hotel de El Cairo.

En poco tiempo también murieron el radiologista que hizo las primeras exploraciones a la momia, también de una muerte extraña e inexplicable, la secretaria de Carter, de un ataque al corazón y por esa afección también pereció un profesor, amigo de Carter, que había recorrido la tumba poco antes.

Las muertes parecían no cesar y aunque Carter lo atribuía en público a casualidades, en el foro mundial la maldición era la única culpable.

A mediados de la década de 1930 un total de 21 personas relacionadas con el hallazgo de la tumba habían muerto en circunstancias extrañas. El embrujo maligno pareció apaciguarse, pero resurgió su sombra misteriosa apenas 25 años después.

El director del Museo del Cairo en torno a los años sesenta, Muhammed Ibrahim intentó impedir que parte de los tesoros de la tumba salieran del museo con destino a una exposición en París. Había tenido pesadillas que indicaban que si los objetos abandonaban Egipto él lo pagaría. Presionado por el patronato del museo firmó la autorización del traslado y ese mismo día fue atropellado, y murió.

Más tarde, en 1972, también murió Gamal Ed-Din Mehrez, también director del museo. La noche siguiente de firmar otro traslado para una muestra en Londres y de haber afirmado que la maldición era una tontería falleció en su apartamento.

También fallecieron, en un período de unos pocos años todos los miembros de la tripulación del avión que trasladó los objetos funerarios.

La última actividad de la maldición se registró en los años ochenta, tras la grabación de la película La maldición del rey Tut, para la que se utilizaron objetos reales del faraón. El protagonista se despeño por un acantilado el primer día de grabación.

UNA LEYENDA REBATIDA

Es posible que en la actualidad muchas de esas muertes se pudieran haber explicado científicamente. Nadie lo sabrá nunca. En cualquier caso el argumento que se esgrime con mayor frecuencia para echar por tierra la teoría de la maldición es el hecho de que Carter muriera por causas naturales a los 67 años y que el doctor que le practicó la autopsia a la momia muriera plácidamente cumplidos los ochenta.

Mejor no ofender al faraón. ¿Quien sabe quién será el siguiente?

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