Irak volvió ayer a vivir una nueva jornada sangrienta, marcada por varios atentados suicidas con múltiples muertos. Un primer suicida causó 27 víctimas mortales y 62 heridos al atentar con un camión cisterna repleto de combustible contra una comisaría de Policía de la localidad de Baiji, a 180 kilómetros al norte de Bagdad. Un segundo suicida que portaba un chaleco lleno de explosivos mató a 12 personas en el vestíbulo del concurrido hotel Mansour de Bagdad. Entre las víctimas había seis líderes tribales suníes opuestos a Al Qaeda y varios periodistas de la cadena estatal Iraqiya. En un tercer ataque, al sur de Bagdad, ocho personas murieron y 31 sufrieron heridas al hacer estallar un terrorista suicida un coche bomba a las puertas de la oficina del gobernador en la ciudad chií de Hila.
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