Las familias cordobesas han abierto este verano sus brazos a 160 niños del Sahara para hacerles olvidar, durante los dos meses siguientes, las penalidades por las que pasan en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia), lugar del que proceden. Los pequeños llegarán mañana al Centro de Iniciativas de Cerro Muriano, perteneciente a la Diputación, donde estarán esperándolos sus familias de acogida.

La hora prevista de llegada es a las 11.00 y lo primero que se hará será darles a estos niños un suculento desayuno y a continuación se les realizará un reconocimiento médico. «Eso es algo básico», reconoce el secretario de la Asociación Mano Amiga por el Pueblo Saharaui (Amaps), Manuel Navas. Esta asociación reúne a familias del sur de la provincia, principalmente de Lucena y Cabra.

Navas recuerda «que son las madres quienes nos envían a sus hijos para que los cuidemos y, aparte de vestirlos y alimentarlos, lo fundamental es saber cómo se encuentran de salud». Una vez hecho este primer reconocimiento, los padres de acogida llevarán en los próximos días a los niños bajo su protección al pediatra para someterlos a una exploración médica más detallada y, en caso de detectarse alguna enfermedad, aplicar un tratamiento durante sus meses de estancia.

Los niños saharauis «no son conscientes de la situación de su pueblo y vienen felices», señala Navas. Se adaptan con facilidad a sus familias de acogida, aunque no tanto a sus camas. «Están acostumbrados a dormir en el suelo y se caen de la cama muy a menudo», matiza.

Enfermedades

Problemas bucales: Las caries, las encías en mal estado y la malformación de los dientes son problemas importantes de los niños saharauis.

Oídos: La arena del desierto provoca lesiones auditivas, como pérdida de audición o infecciones.

Desnutrición: La carencia de vitaminas y una dieta equilibrada impide a estos niños un desarrollo adecuado.