Parte de la Gran Muralla China está desapareciendo

  • La erosión, falta de mantenimiento o destrucción por parte del ser humano han dañado un 10% de su estructura.
  • Las autoridades han iniciado un proyecto para restaurar la parte más antigua, construida entre los siglos VIII y V a.C. y situada en la provincia oriental de Shandong.
Imagen de la Gran Muralla China tomada en octubre de 2014.
Imagen de la Gran Muralla China tomada en octubre de 2014.
GTRES
Imagen de la Gran Muralla China tomada en octubre de 2014.

Es una de las construcciones humanas más asombrosas y reconocidas del mundo, pero se encuentra enferma debido a que prácticamente un tercio de su estructura ha quedado dañada por la erosión, falta de mantenimiento o destrucción por parte del ser humano. La Gran Muralla China desaparece y las autoridades quieren dar con la tecla para evitarlo.

Símbolo de China y Patrimonio de la Humanidad desde 1987, este coloso arquitectónico está sufriendo el desgaste por el tiempo, falta de mantenimiento cercanía de minas y el vandalismo. De los 21.000 kilómetros totales que constituyen la Gran Muralla, casi 2.000 han desaparecido, según datos difundidos por China Great Wall Society (CGWS), que sigue denunciando que la Ley de Protección de la Gran Muralla (2006) no sirve de nada.

Las autoridades chinas anunciaron en mayo un proyecto para restaurar la parte más antigua, construida entre los siglos VIII y V a.C. y situada en la provincia oriental de Shandong.

Los trabajos de renovación se realizarán en dieciocho tramos, con una extensión conjunta de 61 kilómetros, y tendrán un presupuesto de 208 millones de yuanes (34 millones de dólares, 30 millones de euros), explicó el director de la administración de patrimonio cultural de Shandong, Xie Zhixiu. Junto a la restauración, el gobierno provincial de Shandong emprenderá antes de finalizar el año una iniciativa para proteger el entorno del monumento.

El muro de Shandong es el tramo más antiguo de la famosa construcción defensiva china y sus orígenes son incluso anteriores a los del resto de lo que hoy se conoce como Gran Muralla. Se cree que este tramo fue edificado entre los años 770 a.C. y 476 a.C. en lo que entonces era el estado de Qi y entre lo que hoy son las ciudades de Jinan y Qingdao, en la costa del Mar de China Oriental, con una extensión de 641 kilómetros.

La vegetación también supone una amenaza, ya que las raíces de las plantas se extienden a través de las paredes de la fortificación debilitando así la estructura, algo que también hacen el calor y el frío extremos de buena parte del norte de China. El clima está ganando la batalla al muro que sirvió para defender a los chinos de los pueblos nómadas y ganaderos del norte de Asia durante siglos (aunque no siempre lo lograra), y las acciones del hombre tampoco se lo están poniendo fácil.

"Hay insuficientes personas para su conservación y protección", destaca Dong Yaohui, subdirector de la Sociedad china de la Gran Muralla (GWCS, en inglés). Dong recuerda cómo en los años 60 y 70 "muchas personas deshacían trozos de la muralla para construir sus casas". A ello se suma la venta en el mercado negro de fragmentos de la construcción, especialmente, aquellos que poseen caracteres grabados en ellos y que tienen más valor (unos 3 dólares).

De acuerdo a un estudio de la GWCS en 2014, tan sólo un 8,2% de la Gran Muralla está en "buenas condiciones", mientras que el 74,1 % está clasificado como "en muy mal estado". "El Gobierno ha dado pasos, pero son insuficientes", critica el subdirector Dong, y considera que las penas para aquellos que atentan contra el monumento "deberían ser más altas".

En 2006, el Gobierno chino aprobó la primera ley destinada a proteger un patrimonio cultural, la Gran Muralla, si bien la falta de detalles en la norma y de personal administrativo para cumplir su propósito le han llevado a que sea considerada un "papel sin valor". "A decir verdad, en el pasado no se ha prestado mucha atención al mantenimiento de la Gran Muralla. China ha vivido y aún vive un proceso de transformación y desarrollo de su economía y el proceso de protección de patrimonios culturales va de la mano", comenta el catedrático de Historia, Xu Haiyun, de la Universidad Renmin de Pekín.

Xu se muestra optimista al asegurar que, en las circunstancias actuales, "con el suficiente poder financiero" de China, "se pondrá todo en marcha para garantizar la protección" de uno de los "símbolos de China", que nació como tal en el s.III a.C. por orden del primer emperador chino, Qin Shihuang, para enlazar los varios tramos de muros defensivos levantados por antiguos tribus y reinos.

Pero no todo el problema recae en los fondos, comenta por su parte el subdirector de GWCS. "Hay que concienciar a la población", reivindica Dong, y propone buscar voluntarios, gente que viva cerca de algún tramo de la fortificación para que los "cuiden" a cambio de un subsidio. Una popular tendencia de visitar las partes "salvajes" de la construcción, aquellas no habilitadas para el paso de turistas, está también provocando su deterioro ya que son zonas sin gestión alguna.

Para Dong, no obstante, el turismo no es un problema, sino un aliado a explotar: "Sólo una pequeña parte de la muralla está abierta al turismo y esa es la parte mejor conservada. Los turistas no la dañan, la protegen".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento