Un móvil suena. Un waspap ilumina la pantalla: "¿Alguien sabe la fecha exacta de la excursión a la granja escuela?". Rápidamente, un contacto responde: "El 6 de junio". A primera vista parece una solución rápida y eficaz. El grupo al que pertenece este mensaje se llama Tercero de Primaria y los que escriben en él son los padres y madres de los alumnos de este curso que utilizan esta herramienta para intercambiar información, relativa a la vida escolar de sus hijos. Y es que, en el colegio el modelo de informar también ha cambiado, las misivas de los profesores también se han apuntado al boom tecnológico. Menos papel y más tecnología.

Este es solo uno de los ejemplos de la evolución que la educación ha experimentado desde que comenzara el nuevo siglo. Cambios tanto positivos como negativos que enmarcan un amplio abanico de transformaciones, reformas y leyes, inmersas en un escenario de crisis social y política que ha hecho de la educación un asunto global en el que todos los ciudadanos estamos involucrados. Con cierta lógica, pues ya lo decía Mandela: "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo".

Y en la tecnología también está el poder. En el contexto digitalizado que vivimos, su entrada en la educación es más que una realidad. Los expertos la apoyan y creen que todos los soportes (móviles, tabletas, portátiles…) son útiles para formarse. Y es que las aulas ya no son el único lugar donde se aprende. El uso de apps educativas como complemento de los temarios empieza a despuntar, y ya existen más de 80.000 apps educativas gratuitas que ayudan a que aumente la motivación del alumno, también la de los docentes. En los últimos 15 años, los colegios se han llenado de recursos tecnológicos, desde ordenadores, tabletas hasta pizarras digitales.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ya en 2012 el 85% de los centros de secundaria de los países de la OCDE estaban dotados de ordenadores de mesa; el 41%, de portátiles, y el 11%, de tabletas.

Además, se han relanzado las plataformas con las que mantener el seguimiento tanto para los padres como para los alumnos, con herramientas donde encontrar todo tipo de información, evaluaciones, notas de clase, asistencias. Lo de tomar apuntes e ir a la puerta de la facultad a consultar tu nota, pasó a la historia. No es la tecnología el único hito que ha marcado estos últimos 15 años, pero podríamos considerarlo el aspecto más positivo de evolución y desarrollo de esta materia. No cabe duda de que la educación, aunque nunca ha dejado de serlo, en la última década se ha convertido en un tema central, un tema de Estado. Los medios de comunicación españoles han llevado a sus portadas el tema educativo con sus recortes, sus mareas verdes, sus huelgas, sus malogradas leyes de educación… Y es que ha sido uno de los segmentos más afectados por la crisis.

Según la Estadística del Gasto Público en Educación publicada por el Ministerio de Educación, el gasto público en materia educativa cayó un 12% durante los años centrales de la recesión. En 2009, las administraciones públicas destinaron 53.092 millones de euros a todo lo relacionado con la política educativa y en 2012 reservaron apenas 46.606 millones. Casi 6.500 millones menos. A esta bajada de presupuesto podemos unir también el desastre en la gestión de las leyes de educación, que ha hecho volver a tratar la educación como un comodín cubierto de intereses, una materia desierta de estabilidad legislativa.

Algunos expertos plantean la necesidad de un pacto de Estado de Educación, que fue propuesto por el Gobierno de Zapatero y que pretendía alcanzar la estabilidad normativa en materia de educación en España, sobreviviendo a los diferentes cambios de Gobierno, así como el éxito del sistema educativo.

La reforma no salió adelante por la falta de apoyo de los partidos de la oposición y de los agentes sociales. España ha pasado por siete leyes educativas en los últimos 35 años. Desde el año 2000 se han promulgado tres leyes diferentes, aunque una de ellas no llegó nunca a aplicarse, la Ley Orgánica de Calidad de la Educación, en 2002, paralizada dos años después cuando Zapatero llegó al Gobierno.

En 2006 el Gobierno del PSOE elaboró la Ley Orgánica de Educación. De esta ley causó revuelo la inclusión de la asignatura Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos, una materia obligatoria y evaluable. Aunque la crítica más amplia estaba dirigida a la menor exigencia al alumnado, con la posibilidad de pasar de curso con materias suspendidas.

Siete años después, en 2014, y con el PP en el poder, nace la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), más conocida como Ley Wert, que causó una fuerte contestación en todos los grupos políticos de oposición, así como en el profesorado y en el alumnado. La contestación propició movilización estudiantil con manifestaciones y huelgas, que hoy, un año después, continúan. Esta ley, calificada como sectaria y retrógrada por un parte de la sociedad, vuelve a dar plena validez académica a la asignatura de Religión, recupera las reválidas, recorta las becas universitarias y establece concierto con los colegios que separan por sexo a los alumnos.

El conocimiento de idiomas se ha convertido en un aliciente a la hora de formarse y de poner vista en el futuro. Y más en España, que el aprendizaje de idiomas es una asignatura pendiente siendo el tercer país de la UE con el número más bajo de adultos entre 25 y 64 años que saben al menos una segunda lengua.

La enseñanza bilingüe, consistente en que los alumnos estudien algunas asignaturas en español y otras en inglés, comenzó a desarrollarse hace diez años en la Comunidad de Madrid, donde 380 centros educativos ya han conseguido su reconocimiento, y actualmente se extiende con fuerza por todo el país. Esa implantación también ha obtenido críticas, pues sus detractores creen que en inglés se aprende menos. Pero también existen los defensores que consideran el bilingüismo una de las grandes apuestas de la educación en España y una referencia internacional. Sea como fuere, la formación en idiomas es un objetivo explícito.

Actualmente, las universidades están trabajando en una Estrategia para la Internacionalización de las Universidades Españolas 2015-2020, en la que se plantea que uno de cada tres grados y uno de cada dos máster sean bilingües o completamente en inglés. La tasa de abandono escolar es uno de los grandes problemas del sistema educativo español y también ha sido un tema complicado y en continua actualidad. Aunque esta tasa ha ido bajando en los últimos años, España está a la cabeza de la Unión Europea.

Según el último informe publicado por la oficina estadística de la UE, Eurostat, España es líder de la Unión Europea en fracaso escolar, con una tasa del 21,9% de jóvenes entre 18 y 24 años que han abandonado prematuramente el sistema educativo habiendo completado como mucho el primer ciclo de Secundaria. Este porcentaje duplica la media comunitaria (11,1%) y está todavía muy lejos del objetivo para España de reducir el abandono escolar al 15% de aquí a 2020.

Otro de los rankings en los que la posición de España debería mejorar es el Informe PISA, la evaluación a nivel internacional que realiza cada tres años la OCDE y que busca medir el nivel de conocimiento de los jóvenes de 15 años y sus habilidades para aplicarlo en situaciones cotidianas. En el último informe, realizado en 2012, España consiguió 477 puntos, 23 puntos por debajo de la media de la OCDE, colocándose en el puesto 29 entre los 44 países que han realizado esta prueba.

Durante estos 15 años comprobamos que la la educación ha cambiado, se ha transformado y a pesar de la crisis, ha sabido visualizar el gran talento que hay en España, eso sí, ahora le falta retenerlo y parar la "fuga de cerebros" que cada año azota nuestro país. Pero ¿y dentro de 15 años? ¿Cómo será la educación en 2030? Según la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación, la revolución tecnológica seguirá siendo protagonista, convirtiendo los centros educativos en "entornos interactivos", siendo internet la principal fuente de saber y haciendo perdurar la educación a lo largo de nuestra vida. Pues la educación es mucho más que una etapa, la educación es la llave maestra que abre todas las puertas.