A mediados de la primavera, los chopos hembra se desprenden de sus semillas, que inundan las calles de la ciudad, especialmente si hay mucho aire. Pero este año, las lluvias han llegado justo antes de que empezasen a caer las temidas pelusas y el agua se las he llevado por las alcantarillas en lugar de estar desparramadas por la calle.
Este agua ha beneficiado a los alérgicos ya que las pelusas también se llevaban consigo el polen de otras plantas y gracias a las lluvias están pasando una primavera más llevadera que la prevista al comienzo.
No en vano, antes de las tormentas los niveles de concentración de polen en la ciudad estaba entre medio y alto, pero desde que llueve no han pasado de bajo, según las mediciones de la Consejería de Sanidad.
Menos salidas
Otros grandes beneficiados del fin de las pelusas son los bomberos ya que en los lugares donde se acumulan, algunos gamberros se dedican a quemarlas, lo que les obliga a realizar entre ocho y diez salidas diarias para que el fuego no se propague. Este año, en cambio, están teniendo un final de primavera mucho más tranquilo en este aspecto.
Sólo 200 árboles son los culpables
Solamente 200 árboles, de los más de 200.000 que hay en Valladolid, son los culpables de las pelusas. Se trata de los chopos hembra silvestres que hay a la orilla del Pisuerga, especialmente entre el puente Mayor y el de la Condesa Eylo y en la zona del Museo de la Ciencia. Este año el 80% de sus semillas se las ha llevado el agua y sólo queda en las ramas una mínima parte, por lo que se prevé que no cause los problemas de otros años, según las estimaciones del servicio de Parques y Jardines.
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