Proyecto Hombre alerta de que el PRIA con condenados por violencia de género no trabaja la vertiente del alcoholismo

La asociación, que ha incorporado a su actividad rehabilitadora dicho programa estatal, aboga por una tratamiento integral del paciente
María Paz de la Puente (centro) junto a Ana Macías y José Luis Rodríguez.
María Paz de la Puente (centro) junto a Ana Macías y José Luis Rodríguez.
EUROPA PRESS
María Paz de la Puente (centro) junto a Ana Macías y José Luis Rodríguez.

Fundación Aldaba-Proyecto Hombre de Valladolid ha expresado hoy su preocupación ante las dificultades que plantea la recuperación de hombres condenados por violencia de género, a los que se ofrece la posibilidad de suspender la condena a cambio de un proceso rehabilitador, en el marco del Programa de Intervención de Agresores (PRIA) de Instituciones Penitenciarias, tras constatar que la terapia actualmente dispensada no atiende el alcoholismo que padece la mayoría de los maltratadores.

Es una de las principales conclusiones extraídas de la memoria de actividades del pasado año que Fundación Aldaba-Proyecto Hombre de Valladolid ha dado hoy a conocer de la mano de su directora, María Paz de la Puente, y de los terapeutas José Luis Rodríguez y Ana Macías, quienes tras haberse incorporado por vez primera al PRIA en el curso 2014-2015, en el que han atendido a veintiséis personas, han llegado a la convicción de que el tratamiento ofrecido plantea serias dificultades de culminar con éxito.

A través del citado programa estatal, en vigor desde hace años, se da la posibilidad a los condenados por violencia de género de sustituir sus condenas a condición de someterse a una terapia rehabilitadora para lograr la extinción de conductas violentas y sexistas hacia la mujer, algo que, tal y como ha apuntado José Luis Rodríguez, cuenta con el obstáculo de que hasta la fecha el tratamiento no ataja la vertiente del abuso de alcohol de los pacientes.

"Ha sido todo un desafío lanzarnos a un campo totalmente diferente como este", ha explicado el terapeuta, quien, en declaraciones recogidas por Europa Press, sostiene que de la experiencia con los veintiséis atendidos en este curso se ha podido comprobar que cuatro de cada diez presentan graves problemas de alcoholismo, con lo que ello implica porque puede ser causa precipitante de los malos tratos.

Por ello, Rodríguez ha lanzado, a modo de reflexión, la necesidad de que el PRIA no atienda sólo al paciente desde el punto de vista conductual sino también en la vertiente del consumo de alcohol, "pues de lo contrario puede verse disminuida la posibilidad de éxito".

MUJER,

Drogas y violencia de género

Responsables de esta asociación, que trabaja en el campo de las drogodependencias desde 1996, también han puesto el acento en el hecho de que ser mujer y drogodependiente incrementa exponencialmente las posibilidades de sufrir violencia de género. De hecho, la casi totalidad de las mujeres drogodependientes que han estado en tratamiento ha sufrido violencia en algún momento de su vida.

Así lo ha podido también constatar Fundación Aldaba-Proyecto Hombre tras incorporarse en 2014 en este campo en el que ha diseñado un modelo de atención integral para las víctimas.

La memoria de actividades presentada incluye en el área de intervención terapéutica la atención dispensada a un total de 150 personas, los programas de inserción laboral con 50 beneficiarios, de los cuales 25 han logrado acceder a un puesto de trabajo; los de carácter interpenitenciario, que han asistido a 144 reclusos de los centros de Valladolid y Dueñas (Palencia), así como los de prevención y formación, en el primer caso con 150 jóvenes asistidos y en el segundo con cerca de 2.000 personas, de ellas 1.600 jóvenes.

En el caso de destinatarios de los programas de prevención, el perfil es el de un joven menor de 18 años, consumidor problemático de cannabis y alcohol, con problemas de inadaptación familiar, fracaso o absentismo escolar.

En estos tratamientos el éxito terapéutico alcanza hasta el 90 por ciento de aquellos que concluyen el programa, es decir, disminución o desaparición del consumo, recuperación de la normalidad familiar, uso saludable del tiempo libre, establecimiento de relaciones no consumidoras e incorporación al sistema educativo o laboral, según casos.

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