Asenjo aboga por un "desarrollo razonable" como "único camino posible para el futuro de la especie humana"

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ha abogado por sustituir el concepto de crecimiento "hoy imperante", que "incrementa las desigualdades y amenaza la sostenibilidad de un planeta finito como el nuestro", por otro de "desarrollo razonable basado en la idea de una sostenibilidad social, económica, ecológica y afectiva que nos hace conscientes de los lazos que nos ligan a la única familia que es la humanidad", y que considera "el único camino posible para el futuro de la especie humana, el conjunto de la creación, y la biosfera como soporte vital".

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ha abogado por sustituir el concepto de crecimiento "hoy imperante", que "incrementa las desigualdades y amenaza la sostenibilidad de un planeta finito como el nuestro", por otro de "desarrollo razonable basado en la idea de una sostenibilidad social, económica, ecológica y afectiva que nos hace conscientes de los lazos que nos ligan a la única familia que es la humanidad", y que considera "el único camino posible para el futuro de la especie humana, el conjunto de la creación, y la biosfera como soporte vital".

Así lo argumenta en su carta pastoral 'Cuidar la creación', difundida en las vísperas de la publicación de la encíclica del papa Francisco sobre el cuidado de la creación, y en el Día Mundial del Medio Ambiente, que se celebra este viernes, una jornada que "nos ayuda a caer en la cuenta de la grandeza de la creación en un planeta con más de 6.000 millones de personas que tiene graves problemas y que necesita encontrar el camino a seguir, en nuestro caso desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia".

En su misiva, consultada por Europa Press, el prelado sostiene que "todos debemos contribuir a la sostenibilidad, que está exigida por la solidaridad intergeneracional y los derechos de las generaciones futuras a un desarrollo social y económico que permita una sociedad global sostenible, que asegure bienes materiales para todos y no solo para una minoría".

Según Asenjo, los cristianos, cada uno "según sus posibilidades y responsabilidades", deben comprometerse "con la sostenibilidad" del planeta "mucho más" que el conjunto de seres humanos "por motivos religiosos, por un deber de equidad y justicia, por respeto a Dios creador, que crea un mundo bueno para todos sus hijos"

Asenjo alude en su carta a la encíclica 'Luz del Mundo' (2010), de Benedicto XVI, en el que dicho papa, "preocupado por la situación del planeta", hablaba de "la catástrofe global y la problemática del progreso, emplazando a la Iglesia a una reflexión que mueva las conciencias y suscite la esperanza de nuestros contemporáneos".

Igualmente, recuerda que el papa Francisco, en 'Evangelii Gaudium' (2013), habla también de la ecología y dice que "en el orden mundial vigente, que sólo busca el máximo beneficio, cualquier realidad frágil como el medio ambiente queda indefensa ante los intereses del mercado, para muchos una realidad casi divina", al tiempo que afirma que "las condiciones para un desarrollo sostenible todavía no están adecuadamente planteadas y mucho menos realizadas".

Tras citar también el 'Informe Brundtland' difundido en 1987 por la Comisión Mundial para el Medio Ambiente y el Desarrollo, que "establecía que una sociedad sostenible es aquella que atiende a las necesidades del presente sin mellar las necesidades de las generaciones futuras", y la Carta de la Tierra (1997), "código ético para la sostenibilidad promovido por Naciones Unidas", que establecía como principios básicos los de "respeto y cuidado de la vida, integridad ecológica, justicia social y económica, y democracia, no violencia y paz", Asenjo constata que "en los últimos decenios nuestro mundo ha caminado en sentido inverso, propiciando una insostenibilidad cada vez mayor, con graves injusticias y desigualdades crecientes".

En esa línea, el prelado sostiene que "el modelo de crecimiento industrial de una parte de la humanidad en los últimos dos siglos ha elevado el nivel de vida del 20 por ciento de la población mundial pero con gravísimas consecuencias", de modo que "los problemas ecológicos causados por la actividad económica han tomado dimensiones globales, los problemas sociales siguen acrecentándose en los países en desarrollo y más de 1.000 millones de personas viven en la más absoluta pobreza, sin comida, sin agua potable y sin ninguna posibilidad de acceso a la educación y alcanzar niveles de vida dignos".

Crecimiento y cambio climático

Tras constatar que "el crecimiento de la población mundial es imparable", Asenjo advierte de que "en unas décadas el mundo tendrá 10.000 millones de habitantes y crecerá al mismo ritmo la pobreza en el inframundo de las periferias urbanas", y apunta que "los cambios globales, consecuencia de las alteraciones de los sistemas naturales, físicos, biológicos o sociales, originados por el vigente sistema económico, son perceptibles".

Dentro del "cambio global", Asenjo sitúa el cambio climático, que tiene "consecuencias muy graves, especialmente para los más pobres", y que está originado "por el 20 por ciento de la humanidad pero afecta a todos, especialmente a los que menos pueden reaccionar ante sus graves consecuencias, la subida del nivel del mar, las limitaciones para la agricultura o el incremento de sucesos climáticos extremos".

Por último, el arzobispo concluye señalando que a todo ello hay que añadir otros "desastres" como "la crisis del agua, a la que no todos pueden acceder, la carencia de alimentos y el subdesarrollo de la agricultura en amplias zonas del planeta, la disminución de la capa de ozono, la pérdida de la biodiversidad, el aumento de la concentración de metales pesados, las migraciones ambientales forzadas y el incremento de las desigualdades".

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