Samantha Schweblin: "El cuento tiene que prometer un descubrimiento al lector"

La escritora argentina Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) asegura que se siente sobre todo una cuentista y defiende la grandeza de este género que, por su brevedad, "no puede hacerse el tonto y no asumir su urgencia". "El cuento tiene que prometer un descubrimiento de algo nuevo al lector", afirma.
Portada de 'Siete casas vacías'
Portada de 'Siete casas vacías'
PÁGINAS DE ESPUMA
Portada de 'Siete casas vacías'

La escritora argentina Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) asegura que se siente sobre todo una cuentista y defiende la grandeza de este género que, por su brevedad, "no puede hacerse el tonto y no asumir su urgencia". "El cuento tiene que prometer un descubrimiento de algo nuevo al lector", afirma.

Así lo ha asegurado la autora en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación en Valencia de su libro 'Siete casas vacías', que ha sido galardonado con el Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero y publicado por Páginas de Espuma.

'Siete casas vacías' recopila una serie de relatos protagonizados por "personajes envueltos en situaciones cotidianas, pero también límite". "Me gusta hablar de sana locura, de presión", explica la escritora, que agrega que se trata de una obra "bastante más realista" que sus libros anteriores, pese a que sigue manteniendo "su gusto por la extrañeza, lo insólito y lo anormal".

En esta ocasión, Schweblin ofrece un recorrido narrativo por "las pequeñas tragedias cotidianas de los seres humanas" en un tono "cargado de tensión". Para la autora, algunas de estas "grandes tragedias" son la comunicación —y la asunción de lo diferentes que son las personas— y la formación de los hijos, que aunque desde el amor, siempre supone condicionar. Con estas dos cuestiones "da para toda la literatura universal", dice entre risas.

Contar sin pensar en géneros

La autora se mueve sobre todo en el terreno del cuento pero también ha escrito una novela, 'Distancia de rescate'. "Yo lo que quiero es contar una historia sin pensar en géneros: si me pide ser en 20 páginas la editorial tendrá un cuento, si me pide 200, tendrá una novela", asevera.

Asimismo, recalca que para un argentino es "inentendible" que ese considere al cuento como un género de segunda, ya que la mayoría de grandes nombres de las letras mundiales han hecho incursiones en el relato corto, y ha puesto como ejemplo que "hay grandísimos escritores que escriben una novela, como Cortázar o Bioy Casares, y otros que no, como Borges".

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