Conchi pasea con el periódico bajo el brazo, sonríe levemente y susurra una canción, pero tanta placidez le resulta aburrida: «Estoy en paro porque ha terminado la temporada de guardarropas en el teatro. Cuando la gente deja de llevar chaqueta, dejo de trabajar y de cobrar». Lleva 18 años en el servicio de guardarropía de diferentes teatros: es la mujer sonriente que espera tras el mostrador antes de la función. A cambio de unos euros recoge cada abrigo y entrega la ficha numerada que los identifica. Por sus manos han pasado muchas prendas. «Quizá ahora se vaya menos elegante que antes, aunque en los estrenos oficiales la gente va con abrigos impresionantes que pesan un montón. Me quedo en el guardarropa con prendas que valen mucho dinero». A la pregunta de si alguna vez se probó uno de los abrigos que custodia, responde sin dudarlo: «Jamás». No volverá a trabajar hasta que no regrese el frío y pasará todo el verano inactiva: «Mis hijos ya se han independizado y es monótono vivir así. Además, no cobro el paro porque no trabajo nueve meses seguidos y es difícil encontrar algo. Ojalá mi labor durara todo el año. Me aburro».Madrid me gusta por...