En el madrileño pueblo de Las Rozas empieza a ser normal cruzarse por las calles con familias enteras de jabalíes.

Ellos ya vivían allí antes de que se construyeran cientos de urbanizaciones. Al principio sólo se dejaban ver de noche, olisqueaban entre los cubos de basura y se cegaban con las luces de los coches. Pero en los últimos meses han perdido el miedo al hombre y se dejan ver a plena luz del día.

Esta manada de jabalíes se pasea por los alrededores de un centro comercial de Las Rozas sin ningún tipo de problema. Incluso sortean con habilidad a los coches del aparcamiento.

Las urbanizaciones van creciendo, le comen terreno al monte y eso obliga a desplazarse a los jabalíes que, además, se alimentan con mucha facilidad de la basura que encuentran.

Los ejemplares adultos superan los 120 kilos y, pese a que algunos valientes los alimentan, son muy peligrosos.

No darles de comer. Son animales de costumbres, y si se les alimenta es probable que vuelvan.

Alejar animales domésticos. Los porcinos pueden ser portadores de enfermedades, como la pseudorrabia y el mal rojo, que, aunque no se transmiten al ser humano, sí afectan a otras especies.

Precaución con el coche. Su corpulencia hace a los jabalíes muy peligrosos en caso de atropello. Ya se han registrado varios accidentes mortales de tráfico por esta causa.

Cerrar bolsas de basura. Suelen buscar comida en vertederos y en huertas, con la consiguiente suciedad y falta de higiene que eso provoca.

No provocarles. Son de natural pacífico, pero pueden resultar muy peligrosos y agresivos si se les asusta o si se sienten acorralados.