El jefe de estudios del colegio donde acuden dos menores rumanos de 12 y 13 años dio la voz de alarma la pasada semana. «Los niños tenían una conducta distraída y extraña», según la denuncia presentada por el docente ante la Policía, y decidió hablar con ellos.

La sorpresa llegó cuando los menores relataron al profesor que vivían en una casa de alquiler situada en el centro de la ciudad, pero que su propietario no les cobraba nada e incluso llevaba comida a sus padres.

El acusado de corrupción de menores habitaba la vivienda situada justo debajo de la casa de la familia rumana y los dos hermanos se turnaban para dormir con él en una cama de matrimonio.

Los niños contaron al profesor que era habitual que su casero los bañara y pusiera música para que bailaran disfrazados mientras los grababa con cámaras. Ante tales indicios la Policía registró el viernes la vivienda de L. F. C., donde encontró gran cantidad de material informático, más de 1.000 CD, cintas de vídeo y dos cámaras, así como pelucas y ropa interior.

Parte del material analizado por la Policía muestra que los menores decían la verdad, ya que los niños aparecen en varios vídeos mientras el ahora detenido los sometía a tocamientos y abusos sexuales.

L. F. C., de 59 años, no trabaja y cuenta, según la Policía, con numerosos inmuebles alquilados en la capital. El supuesto pederasta es soltero y pertenece a varias asociaciones benéficas y religiosas, donde contacta con las familias desfavorecidas y se gana su confianza.

El detenido tiene antecedentes por hechos de la misma naturaleza y los agentes siguen investigando, ya que su domicilio era frecuentado por menores de origen árabe, gitano y rumano.