En un país donde los festivales de música proliferan como setas, ¿hay realmente sitio para todos en el mapa? Las cifras aportadas por la Asociación de Promotores Musicales (APM) en un estudio del pasado año son claras: los principales festivales han tocado techo en cuanto a crecimiento y medidas como el IVA cultural o problemas como el paro juvenil son un lastre para el crecimiento en espectadores y, por extensión, en facturación.

Con este cuando menos cambiante panorama, ¿cuáles son las tendencias que siguen los festivales para atraer a sus potenciales (que son miles) espectadores? En algunos como Arenal Sound, Low Festival o SOS 4.8 lo tienen claro. Su estrategia se basa en captar a ese sector del público más afectado por la crisis y el paro: los jóvenes (se estima que el 51% de los menores de 25 años no trabajan). ¿Remedio? Unos abonos que, en cualquiera de los tres casos, representan una tercera parte del precio de un abono del FIB.

Tomás Abril, responsable de comunicación de Arenal Sound, lo resume así: «El éxito del festival se debe al precio, la ubicación y el cartel. Un festival de seis días en plena playa con zona de acampada frente al mar y más de 120 artistas, fiestas en barco, piscina… y todo ello con entradas a partir de los 40 euros. Aquí, sin duda, muchos viven los mejores días del año». El Arenal estima que la edad media de sus asistentes oscila entre 18 y 28 años, y el 90% de ellos son españoles. Sin embargo, esta estrategia no ha sido válida para otros. El Festival de Benicássim intentó volcarse en un público más juvenil cuando cambió de manos (sin bajar los precios) y el resultado fue la espantada de los incondicionales que lo visitaban desde el 95.

Armas de seducción para el público extranjero. Otros, como Sónar, Primavera Sound, Rototom Sunsplash y el propio FIB centran sus esfuerzos en el público extranjero. Según cifras aportadas por la organización de Benicássim, un 60% de su público viene de fuera de España, y de este 60%, un 55% viajan desde de Gran Bretaña e Irlanda. Según Gustavo Navedo, responsable de prensa: «El festival es un rito iniciático para muchos adolescentes europeos, sobre todo por lo que ofrecemos: cuatro días de conciertos, el impresionante cartel de cada edición y una semana completa de zona de acampada. Por trayectoria se ha convertido en uno de los eventos más importantes de Europa y los fibers extranjeros llegan sabiendo que van a vivir una experiencia».

El prestigio adquirido con los años también es importante para Georgia Taglietti, responsable del departamento de prensa internacional del Sónar: «Se trata de un evento pionero que ha sabido captar al público foráneo por una combinación de factores: notoriedad de la marca, el fuerte atractivo del cartel para los aficionados a la música electrónica, por tradición al llevar tantos años en activo, porque ir de festival sigue estando de moda, por el matrimonio con Barcelona, que sigue siendo una ciudad muy atractiva para los europeos; porque es una de las primeras citas del año y, además, un festival urbano y bicéfalo, con su parte de día y su parte de noche».

El festival de música avanzada recibe un 49% de público foráneo que proviene, en su inmensa mayoría, del Reino Unido, Francia, Italia y Alemania.