"Me dijeron que tenían una sorpresa para mí en casa". A Leandro Santiago Candelario no se le ocurrió ni por un segundo que la sorpresa del pasado jueves tuviera cuatro patas y la piel canela.

Ahí estaba, mirándolo con la misma emoción de siempre. Era Bani, su perra pastor belga malinoise, desaparecida hacía exactamente dos meses y medio. Unos ladrones se llevaron la furgoneta de Leandro, aparcada en el PAU de Carabanchel, y con ella a Bani, una perra que, para su dueño, adiestrador de animales, se había convertido en la compañera inseparable de sus misiones de búsqueda y rescate.

¿Qué fue de Bani en tanto tiempo?

Nadie lo sabe. Leandro contó la historia de su desaparición en 20 minutos y recibió muchas muestras de apoyo, pero los días pasaban y de la perra sólo quedaba un buen recuerdo. Hasta el miércoles.

Un hombre que trabaja en un centro de adiestramiento y que conducía por la carretera de Extremadura, a la altura de Navalcarnero, encontró al animal deambulando y lo trasladó a un centro de protección.

Desde allí avisaron a sus dueños. "Le hicieron un chequeo y está muy bien. Yo creo que la perra la ha tenido alguien y la abandonaron hace poco", decía ayer Leandro, feliz por el reencuentro. La furgoneta nunca apareció, pero a él eso ya no le importa.

‘Zeta’ encontró sola el camino

20 minutos contó el 11 de mayo la desaparición de Zeta, una perrita yorkshire que se perdió tras el accidente de sus dueñas, el 8 de mayo en la A-2 en sentido Barcelona, no muy lejos de su domicilio.

Pero no por mucho tiempo. Zeta llegó sola a casa tres días después, sucia, pero en buen estado.