Heidi Weber, propietaria de una galería de diseño en Zúrich (Suiza), mantuvo una estrecha colaboración profesional e intelectual con Le Corbusier en los últimos años de vida del arquitecto. El resultado de estos contactos se resume en 160 obras –entre pinturas, esculturas, dibujos, litografías, mobiliario y documentación– que se muestran ahora en el Museo Reina Sofía.

La colección incluye algunos diseños míticos, como las sillas de tubos metálicos de los años veinte, que fueron reelaboradas en conjunto por Weber y Le Corbusier. La faceta más desconocida del suizo se revela en su obra plástica, que se ha agrupado en temas como los toros, las mujeres, los tótems y las pinturas acústicas.

La arquitectura, disciplina que consagró a Le Corbusier, se refleja en la documentación gráfica sobre el proyecto Porte Maillot. Con este edificio el suizo consiguió reconciliar la construcción con sus amadas artes plásticas.

Santa Isabel, 52. De 10 a 21 horas. 6 euros.