La Sala Amós Salvador de Logroño acogerá, hasta el próximo día 14 de junio, una exposición con la obra abstracta más importante y más personal del pintor riojano G. Moreda. La muestra está organizada por Cultural Rioja.

La concejala de Cultura, Pilar Montes, junto con el artista Demetrio Nevaridas, han presentado este jueves la exposición "con la obra abstracta más importante y personal del pintor riojano que abrió la puerta a la abstracción y el camino a la contemporaneidad en la pintura riojana".

En concreto, la muestra recoge la obra de las fases Espacio físico y 4ª Dimensión, desarrolladas entre 1977-1980 y 1981-1983. La exposición recoge un total de 35 cuadros del pintor riojano nacido en Alberite.

"Se trata de una muestra a través de la cual los vecinos de Logroño van a poder conocer la obra abastracta más destacada de este pintor riojano, que inició su formación en la Escuela de Artes y Oficios de Logroño, y que es considerado como el pintor más representativo de la vanguardia artística riojana", ha asegurado Pilar Montes.

En palabras de la concejala, "a su legado artístico hay que sumar su trabajo como docente de otros artistas como Demetrio Navaridas o José Antonio Martínez Porras".

De este modo, como señala Demetrio Navaridas, comisario de la muestra, "Emilio García Moreda, tras el estudio de la figuración clásica, en la Escuela de Bellas Artes de Madrid, inicia en 1964 una hermosa y valiente etapa expresionista en torno a personajes marginados en sórdidos ambientes".

Una etapa, continúa, "que le haría desembocar en 1967 en el arte abstracto - que podríamos relacionar con el Grupo El Paso- de la época por él titulada Abstracción Matérica". En sus obras ya no hay fondo y figura, son un mismo magma del que surge el núcleo generador. Sobre el lienzo ya solo hay pintura y el tema ya no es evidente, hay que sentirlo o intuirlo.

En 1970-76 transcurre la fase cinética y Op-Art, que finaliza con el breve y personal Linealismo y puede decirse que es un periodo de transición que alcanza su verdadera importancia en el hecho de hacerlo desembocar en 1977 en su obra abstracta más importante y personal, que es la que integra la presente exposición: Espacio físico y 4ª Dimensión, desarrolladas en 1977-80 y 1981-83.

EPOCAS.

Espacio Físico tiene sus bases en un personal empleo de los conocimientos sobre la perspectiva isométrica y axonométrica, las gamas reducidas de color y el empleo de generosas paletinas levemente cargadas con el óleo calculadamente diluido y con ligeros aportes de arena que hacen que el arrastre de la brocha se fragmente y deje finas estelas.

Lo que le permite obtener largas pinceladas etéreas que suelen tener el aspecto de haces de luz que, en infinitas capas, se superponen, cruzan o entrelazan con exquisita elegancia y limpieza.

La quietud y serenidad han desaparecido para dar paso a la velocidad, la ascensión o el vuelo rasante, la caída libre, el picado, el contrapicado, la precipitación de las estructuras que parecen haber perdido la ortogonalidad, la sustentación y el equilibrio, y produciendo el caos y la asimetría embellecen los espacios creados en el plano que a veces recuerdan a bellas cristalografías que atravesadas por los rayos de luz dan color a la materia.

En ocasiones, en medio del caos, aparece algún objeto que pudiera ser de uso doméstico o bien alguno que parece intuirse surgiendo misteriosamente de un envoltorio de múltiples capas semiabiertas o desgarradas que nos recuerda que ahí fuera, o ahí dentro, según se mire, hay alguien.

La 4ª Dimensión arranca en 1981 y podemos decir que es el fruto que cabía esperar del exquisito trabajo desarrollado en Espacio físico. El elemento que antes se mostraba más bien estático, abrazado por el espacio en movimiento, toma ahora un mayor protagonismo.

El espacio parece tornarse leve y en la mayoría de las obras carece de estructuras para pasar a ser un espacio más etéreo, y es dicho elemento quien ahora se dota de inestabilidad y movimiento, desplazamiento, giro y, a menudo, todo ello unido a la expansión.

Todas estas características van siendo más y más acusadas a medida que transcurre el tiempo, siendo las primeras obras, de 1981, las más sobrias de color, más contenidas de movimiento y espacios más estructurados y opacos.

Las de 1982 se resuelven con mayor policromía, colores más fríos y etéreos, espacios más difusos y mayor sensación de movimiento, giros multidireccionales y expansiones. En definitiva, efecto de velocidad y desplazamiento. Sin duda nos encontramos observando complejos elementos mecánicos que surcan espacios desconocidos.