La directora del Instituto Andaluz de la Mujer (IAM), Carmen Cuello, y el director de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), Juan Carles Mach, han firmado este lunes un convenio de colaboración para realizar de manera conjunta actividades para promover la perspectiva de género en el ámbito de la salud pública. En concreto, el convenio contempla la realización de acciones formativas y de estudios e investigaciones dirigidos analizar la situación de las mujeres y las desigualdades de género en el ámbito de la atención sanitaria y la salud pública, tanto a nivel autonómico como nacional o internacional.

Para la directora del IAM, este acuerdo "supone un paso muy importante" en el avance hacia la igualdad de género en la salud pública", especialmente en la práctica clínica, la formación y la investigación médica. En este sentido, Carmen Cuello ha recordado que el ámbito científico y sanitario internacional ha trabajado históricamente con criterios y parámetros masculinos "que han perjudicado a la salud de las mujeres", una tendencia que en los últimos años ha comenzado a cambiar gracias a la incorporación de la perspectiva de género tanto en la investigación como en la aplicación médica, en la atención y en la formación del personal sanitario.

A nivel autonómico, según un comunicado, el director de la EASP ha subrayado el "esfuerzo" realizado por Andalucía en materia de género y salud, en el que la Escuela Andaluza de Salud Pública está contribuyendo a través de la formación de profesionales (entre otros con el 'Diploma de Especialización en Género y Salud'); la investigación (con proyectos sobre desigualdades de género en salud y en atención sanitaria; género, empleo y salud; o cuidados informales en salud, entre otros) y la publicación de documentos e informes como guías de género en investigación, indicadores de salud sensibles al género, planes de igualdad en centros sanitarios, etc.

En este sentido, el convenio firmado entre el IAM y la EASP amplía ese trabajo, al contemplar el desarrollo de nuevas investigaciones que contribuyan al conocimiento de las diferencias ya detectadas entre hombres y mujeres en la forma de enfermar, de cuidar su salud y de reaccionar ante los fármacos, así como su repercusión en el diagnóstico y en la atención sanitaria. El acuerdo también incluye el desarrollo de acciones formativas en género dirigidas a profesionales de salud y bienestar, a personal científico y a la ciudadanía en general.