"Susana Díaz gestionó mejor los tiempos y el ritmo del debate"

  • Susana Díaz gestionó mejor que ninguno de los tres los tiempos y el ritmo del debate.
  • El lenguaje no verbal de Moreno Bonilla acompañó su discurso: sobregesticuló.
  • El discurso de Antonio Maíllo fue "excesivamente complejo".
Los candidatos la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP-A), Antonio Maíllo (IULV-CA) y Susana Díaz (PSOE-A).
Los candidatos la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP-A), Antonio Maíllo (IULV-CA) y Susana Díaz (PSOE-A).
JOSÉ MANUEL VIDAL / EFE
Los candidatos la Presidencia de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno (PP-A), Antonio Maíllo (IULV-CA) y Susana Díaz (PSOE-A).

Pilo Martín, Director de Con Acento, experto en comunicación política, analiza para 20minutos  el primer debate electoral de la campaña de los tres candidatos a la Presidencia de la Junta de Andalucía. En Canal Sur, a 13 días del 22M. Esto son sus conclusiones:

Susana Díaz

La líder del PSOE-A fue certera. Más sobria que como acostumbra, salvo en ciertos momentos irónicos, impuso el tono del debate.

Debate. Planteó un debate duro, entrando al trapo y remarcando preguntas directas.

Tiempos y ritmo. Gestionó mejor que ninguno de los tres los tiempos y el ritmo del debate.

Discurso. Estrategicamente brillante: "los dos caminos" (un discurso identitario) el "oscuro" y el del sufrimiento, del PP, y uno de "igualdad de oportunidades" y "blindar derechos sociales", que proponía. Mantuvo la idea de "los dos caminos" desde el principio hasta el final: "Usted piensa en el 1% y yo en el 99%" fue solo un ejemplo. Además lo acompañó con ejemplos cercanos.

Corrupción. En el tema más espinoso para ella, la corrupción, no soló salió airosa, sino que generó dudas en su adversario con preguntas directas de las que pidió una y otra vez respuestas.

Lenguaje no verbal. Correcto salvo en la mirada. Cuando debía mirar directamente al público no lo hacía, quizás mal asesorada en la cámara a la que debía mirar. Cuando miraba a sus contertulios mejoraba. La elección de su vestuario no generó sorpresas en el color: Rojo, blanco y negro. Eso sí, dejó ver de forma evidente su embarazo.

Debate. Teniendo el debate controlado al final del segundo bloque, debería haber mostrado, comedidamente, un discurso más alegre y de ilusión en el tercer bloque, propicio para su identidad política, como acostumbra y como hizo en el turno de conclusiones. 

Juanma Moreno

Juanma Moreno, como se hizo llamar, sonó forzado. Evitó el debate y se centró en el discurso que llevaba preparado. Evitó las preguntas directas y en el tema en el que podía haber hecho más daño, la corrupción, perdió credibilidad. Debió haber respondido rápido, rotundo y conciso, en cambió agachó la cabeza.

Tópicos. Abusó de tópicos (tierra tan bonita, tierra maravillosa, hijo de emigrante, Andalucía la mejor tierra para vivir, la ternura de un pueblo, con corazón) y sonó exagerado. Tan exagerado que su cercanía se volvió artificial. Eso, unido a su apuesta por el "campo", resultó un flaco favor para alejarlo de otro tópico: el de "señorito".

Lenguaje no verbal. Su lenguaje no verbal acompañó su discurso: sobregesticuló. Su sonrisa y su calma, evitando el debate directo y huyendo del tono duro, le hizo parecer por momentos condescendiente.

Recursos visuales. El uso de recursos visuales, como el libro de texto, son útiles para el espectador, pero de nuevo, exagerados.

Curiosidad. Se le escapó un semos y empezó dudando presentando "posibles" soluciones.

Eslogan. Tras el descanso buscó el golpe de efecto en el eslogan "hechos y no palabras". Demasiado tarde.

Antonio Maíllo

Discurso. Fue excesivamente complejo. Prueba de ello es su mala gestión de los tiempos. Sonó a profesor, aspecto que recordó a menudo, explicando demasiado y sacando a la luz temas complejos que se alejaban del público. Le faltó, paradójicamente, sencillez y didáctica.

Aclaraciones. Aclaró al principio que era de izquierdas, muy de izquierdas, como si su guerra estuviese con candidatos que no estaban en el plató. Luego se olvidó y no encontró su lugar, o "descolocado", como él mismo bromeó.

Mensajes. Le faltaron mensajes claros que calasen en la ciudadanía y que le situaran con ventaja entre las opciones más a la izquierda que el PSOE.

Imagen. Su imagen, sin corbata pero elegante, fue buena. Su lenguaje no verbal también estuvo a tono. Le faltó brillo en el mensaje.

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