Los regantes creen que los embalses deben aumentar su capacidad en un 25% para afrontar el cambio climático

Los embalses deberían aumentar al menos un 25 por ciento su capacidad de reservas superficiales de agua para poder hacer frente a los efectos adversos del cambio climático, según el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo.
Andrés Del Campo
Andrés Del Campo
EUROPA PRESS/JUAN MANUEL MIRANDA SANTANA
Andrés Del Campo

Los embalses deberían aumentar al menos un 25 por ciento su capacidad de reservas superficiales de agua para poder hacer frente a los efectos adversos del cambio climático, según el presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (FENACORE), Andrés del Campo.

Así, para Del Campo es necesario, por tanto, avanzar en la ejecución de obras de regulación tales como embalses o trasvases entre las distintas cuencas hidrográficas.

En una jornada del Comité Nacional de Grandes Presas, ha advertido de que a consecuencia del calentamiento global, las precipitaciones se reducirán previsiblemente en un 30 por ciento en los próximos 50 años y la temperatura media subirá más de dos grados centígrados, lo que conllevará un "considerable aumento" del consumo de agua, lo que exige incrementar las reservas de los 54.000 hectómetros cúbicos actuales hasta los 70.000 hectómetros cúbicos.

Del Campo ha añadido si España dependiera para su abastecimiento exclusivamente del agua circulante por todos los ríos de la geografía "solo se podría atender, con los ratios actuales de consumo por habitante y día, las necesidades de una población de unos tres millones de habitantes durante el verano".

De este modo, ha subrayado la importancia de las infraestructuras hidráulicas actuales, con las que la población española, de unos 46 millones de habitantes, tiene sus necesidades de agua y alimentos abastecidas durante todo el año y, sobre todo, en la época veraniega, en la que se consume más y llueve menos.

El representante de los regantes reconoce que avanzar en estas infraestructuras puede resultar una "medida impopular entre determinados sectores políticos y ecologistas". Sin embargo, ha defendido que estas sirven para evitar los daños producidos por las lluvias y disponer de agua en los periodos de sequía, minimizando las pérdidas económicas del calentamiento global en las regiones que viven de la agricultura.

En concreto, ha indicado que si dejara de llover y la sociedad europea dependiera para su abastecimiento únicamente con sus reservas actuales de agua, tendría recursos garantizados para 72 días, frente a los 850 días de reserva en California (Estados Unidos).

"Está demostrado que los efectos del cambio climático serán más graves en los países que menos reguladas tengan sus cuencas hidrográficas; una situación que España y sus vecinos del entorno Mediterráneo tienen en común. Se debería prestar más atención a los estudios relativos al cambio climático y no dramatizar sobre los hipotéticos impactos negativos de las infraestructuras hidráulicas sobre el medio ambiente, máxime cuando estas obras son imprescindibles si se quiere garantizar una política capaz de cubrir la demanda de los alimentos básicos", ha defendido.

Finalmente, el presidente de Fenacore ha solicitado al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente que potencie y difunda las externalidades positivas que ejerce el regadío sobre el medio ambiente, a través de la aportación de oxígeno a la atmósfera por la fotosíntesis de la cubierta vegetal; la producción de biocombustibles que reducen las emisiones de efecto invernadero o la actuación de los cultivos como auténticos sumideros de CO2, teniendo en cuenta que en Europa esta biomasa absorbe alrededor de un 12% del dióxido de carbono que las industrias emiten.

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