Sílvia Soler retrata las tensiones de la familia contemporánea en su libro 'Un any i mig'

  • La escritora catalana narra los desencuentros en el seno de una familia catalana de cuatro hijos, con unos padres recién jubilados.
  • Uno de los elementos en crisis es la relación de los padres, un matrimonio de hace 30 años, pero que se aguanta porque detrás "hay una familia".
  • La novela "habla mucho sobre tener que adaptarse a cosas que no pensábamos que serían así", aclara. 
Sílvia Soler
Sílvia Soler
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Sílvia Soler

La escritora catalana Sílvia Soler retrata las tensiones de la familia contemporánea en su nueva novela Un any i mig (Columna/Destino) -Un año y medio-, en un ambiente de crisis colaterales y desengaños a varios niveles.

Según ha explicado en una entrevista de Europa Press, la idea parte de una sensación generalizada de que cada vez más los jóvenes tienen que marcharse a vivir fuera por motivos laborales, como síntoma no solo de la crisis, sino también de un cambio en el modelo familiar cada vez más alejado del prototipo mediterráneo.

Los "nuevos modelos de familia" subyacen en la historia de Soler, que narra los desencuentros en el seno de una familia catalana de cuatro hijos, con unos padres recién jubilados, en una historia ambientada en Badalona (Barcelona) y La Vall d'en Bas (Girona).

El hermano mayor es arquitecto y vive en Canadá; la segunda es cocinera y vive en París; la tercera es oceanógrafa y reside en Mallorca, y el pequeño, surfero, vive con los padres.

"Todos los personajes viven en un desengaño", ha explicado Soler, a la que le gusta escribir sobre las cosas que le suceden a la gente normal, y en este caso son los efectos colaterales de la crisis, ya que aunque no todo el mundo esté en el paro, se respira un ambiente de desengaño, ha apuntado.

Uno de los elementos en crisis es la relación de los padres, Tina y Jaume, representativa de los matrimonios de hace 30 años, muy afectada por la convivencia diaria pero que, en cambio, "se aguanta porque detrás hay un proyecto en común, que es la familia".

"Este tipo de familia tiene un efecto de fondo que todavía no se ha deteriorado", ha explicado Soler, aunque el desengaño no es sólo en relaciones largas sino que, por ejemplo, la joven Berta también tiene que adaptarse a la idea de que su novio no sea para toda la vida.

No en vano Tina es arquitecta, una profesión que ilustra cómo la mujer ha combinado su empleo con la crianza de sus hijos "trabajando como una burra" y proyectando todos sus deseos en la jubilación, un sueño que se desmorona.

Adaptarse

Según ha dicho, la novela "habla mucho sobre tener que adaptarse a cosas que no pensábamos que serían así", ha dicho también sobre la historia de amor del mayor, que le obliga a desplazarse a Canadá.

"Soy muy partidaria de la familia: es un puntal importantísimo", ha dicho Soler, que considera que quien tiene una familia sólida tendrá en el futuro las cosas más fáciles, aunque absolutamente todos tendrán que adaptarse a las nuevas situaciones, ya que la actitud de enfado -adoptada por la madre- no conduce a ningún lugar.

"Tendremos que reconstruir las relaciones de familia: que haya un océano entre tú y tu hijo no quiere decir que la intensidad de las relaciones vaya a menos", ha dicho, por lo que su mensaje es que sencillamente las relaciones han cambiado.

No obstante, esta novela se diferencia de su anterior éxito L'estiu que comença -Premio Ramon Llull 2013- en que ésta "no es dramática, sino que tiene mucha ternura que también puede emocionar".

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