Erwin Olaf, el 'Beckett de las fotos',  retrata a gente inmóvil, indecisa y en espera

  • El fotógrafo holandés expone y edita la serie de imágenes que inició en 2008 sobre la espera, a la que considera 'la más dolorosa de las emociones'.
  • En 'Esperando' el afamado artista sitúa a personas que parecen 'flotar' en un 'silencio formal' lúgubre y perturbador que les impide moverse.
  • Las fotos se exponen en Nueva York al tiempo que se editan en una monografía.
Una de las fotos de 'Esperando', de Erwin Olaf
Una de las fotos de 'Esperando', de Erwin Olaf
© Erwin Olaf - Courtesy of the Artist and Hasted Kraeutler, NYC
Una de las fotos de 'Esperando', de Erwin Olaf

La espera, según el fotógrafo Erwin Olaf (1959), es "la más dolorosa de las emociones". Algún crítico ha comparado a los personajes retratados por el holandés en la serie Waiting (Esperando), personas inmóviles e indecisas que no muestran ningún tipo de seguridad en el próximo movimiento porque, al parecer, saben que ninguno tiene sentido, con la trama de Esperando a Godot, la tragicomedia absurda de Samuel Beckett donde nada sucede "pero mañana seguro que sí".

En una reciente entrevista Olaf comparó a los protagonistas de sus inquietantes retratos con pacientes que aguardan por un diagnóstico que no llega. "Es una emoción terrible, entre el dolor y estar drogado. Cuando vas al médico y esperas por el resultado de un análisis piensas: ¿tengo esta terrible enfermedad o no la tengo?'. Es una situación tremendamente dolorosa", dice el fotógrafo al diario The Wall Street Journal.

Acaba de diseñar la moneda de euro de Holanda

Las fotos de la serie de esperas, cuyo segundo volumen acaba de editar Aperture Foundation [112 páginas, 55,25 dólares de PVP], se exponen estos días en Nueva York, en la galería Hasted Kraeutler. La muestra, hasta el 28 de febrero, se titula Waiting: Selections from Erwin Olaf: Volume I & II y es una selección de las imágenes turbadoras y muy pictóricas de la serie que comenzó a componer en 2008 el muy conocido, polifacético y afamado artista —acaba de diseñar la nueva moneda de un euro de Holanda—.

Los personajes que retrata Olaf no van a ningún lugar ni tampoco quieren ir, quizá porque saben, como Beckett decía, que "no existe pasión más poderosa que la pasión de la pereza": una mujer con los rasgos orientales de una escultura de marfil permanece inánime y de perfil, sentada en la mesa de un local donde a nada podría aplicarse la condición de vivo; un niño con uniforme de explorador posa rígido con un cono de helado en la mano y a su lado, con la misma rigidez, permanece un perro...

Inquietud y desolación

Los leves arañazos absurdos de las imágenes —un sombrerito de fiesta de mínima ridiculez en la cabeza de un hombre joven negro y muy gordo— agrandan la sensación de inquietud que transmiten estos personajes que, pese a la inmovilidad, están francamente desolados o, como sucedía con la serie que firmó sobre la decadencia de la ciudad de Berlín, son incluso lúgubres.

Desde la galería neoyorquina alaban el toque "increíblemente estilizado" y lleno de "tensión provocativa" de la obra de Olaf, que lleva al espectador a sentir un "estremecimiento perverso y seductor" al mismo tiempo. El "silencio formal" de los seres inmóviles del fotógrafo, que parecen "flotar", está lleno de "fuerza expresiva y una energía casi abrumadora".

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