Pequeñito, pero matón

Basado en el cuento original de Perrault
Seguro que alguien al que no consideras agraciado te ha sorprendido con su inteligente manera de actuar.

Pulgarcito era pequeño como un dedo pulgar y nadie lo tomaba en serio. Sus padres lo abandonaron junto con sus siete hermanos en el bosque. Pero el niño, que era mucho más sagaz de lo que todos pensaban, dejó caer migas de pan, y si los pájaros no se las hubieran comido, habrían encontrado el camino de regreso.

Pulgarcito no dejó que sus hermanos se desanimasen, y caminaron hasta encontrar una casa. La mujer que allí vivía les advirtió que su marido era un ogro que podía comérselos. Pero como era muy tarde, los alojó junto con sus siete hijas.

«¡A carne fresca me huele!», dijo el ogro al entrar en la casa. La mujer le dijo que era mejor dejarla para el desayuno. Pulgarcito cortó los cabellos a las hijas del ogro. A la mañana siguiente, el ogro cayó en la trampa y mató a sus hijas, pensando que eran Pulgarcito y sus hermanos, que ya se habían escapado.

El ogro salió a buscarlos con sus botas de siete leguas. Pero pronto se cansó y cayó rendido por el sueño.

Pulgarcito le quitó las botas mágicas y se montó en ellas con sus hermanos. Más que correr, volaban, y en pocos minutos llegaron a la casa de sus padres que esperaban su regreso, arrepentidos.

A veces, quien menos te lo esperas puede resolver un difícil problema. Por eso no hay que menospreciar a nadie, sea cual sea su condición.

Próximo viernes: 35/La niña de los gansos

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