El Instituto de Estudios Riojanos (IER) y el Ayuntamiento de Logroño homenajean al artista riojano Enrique Blanco Lac en el centenario de su nacimiento. Con este motivo, las dos instituciones han editado un volumen que destaca la relevancia de la obra de este artista y su influencia entre otros pintores riojanos de su tiempo.

El director general de Cultura, José Luis Pérez Pastor, y la concejala de Comercio, Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Logroño, Pilar Montes, han presentado este viernes el libro, titulado 'Enrique Blanco Lac (1914-1994)'.

El volumen, escrito por el investigador Ignacio Gil-Díez Usandizaga, persigue dar a conocer mejor la obra de este artista, que constituye una aportación fundamental al arte producido en La Rioja en la segunda mitad del siglo XX, y cierra un proyecto iniciado en el año 2008, cuando los herederos del pintor, solicitaron al Instituto de Estudios Riojanos que se llevase a cabo un trabajo de catalogación del conjunto de la obra del artista.

La familia Blanco posee un importante número de obras originales del pintor -alrededor de 370- que constituyeron el grueso de esa catalogación. La mencionada base de datos requiere de un buen apoyo gráfico y para poder alcanzar en este ámbito la suficiente calidad se ha llevado a cabo un esfuerzo adicional ya que este año se ha fotografiado una parte muy importante de ese catálogo.

El libro contiene para ello varios textos, escritos por su editor Ignacio Gil-Díez Usandizaga, e incluye una serie de opiniones de personalidades vinculadas a la vida artística y cultural de la región en las que valoran el impacto de la pintura de Blanco entre sus contemporáneos.

Dos pintores, Demetrio Navaridas y Carlos Rosales, abren estas colaboraciones que se completan con la presencia de las palabras de José Miguel Delgado, profesor de la Universidad de La Rioja y director del IER cuando se llevó a cabo el primer trabajo de catalogación, y Mª Teresa Sánchez, directora del Museo de La Rioja, entre cuyos muros se presentó esta pintura en más de una ocasión.

Finalmente, Carlos Enrique Blanco, hijo del pintor, realiza un emocionado recuerdo de su padre, que no pudo dedicarse por completo a la pintura ya que su obra se compuso en los ratos que le dejaba la vida cotidiana y el comercio y la confección de ropa de caballero, actividad con la que se ganó la vida desde su comercio situado en la calle Portales.

Este es un asunto que explica su deseo por trascender el oficio comercial pero también la conciencia que siempre mostró en su actividad artística. Su obra se desarrolló con su propio tempo, ensimismada, al margen de cambios ajenos a sí misma, tardía.

Esa temporalidad, resultado de un desempeño muy particular de la pintura, posee un curioso reflejo en las sensaciones que transmite al espectador. Los paisajes, pero en general todo su trabajo está despojado de inmediatez, de ahí su impresión 'clásica'.

La edición contiene además el facsímil del documento conservado en el IER y utilizado por Enrique Blanco Lac como discurso para su ingreso en el Instituto de Estudios Riojanos, un texto cargado de relevancia e interés por ser el único en el que el pintor diera a conocer al público sus principales intereses como artista.

Por último, cabe destacar que reproduce una selección de algo más de cien obras del pintor a página completa y un amplio catálogo adicional que muestra más de trescientas con su respectivo índice.

El volumen, que hace el número 10 de la colección 'Logroño. Facsímiles', sale a la venta con una tirada de 1.000 ejemplares al precio de 15 euros y puede adquirirse en la librería del IER y en los puntos de venta habituales.

Su publicación coincide además en el tiempo con la celebración de una exposición con la obra del artista que acogerá la Sala Amós Salvador y que se inaugurará el próximo viernes 19 de diciembre.