Andrés Trapiello: "Don Quijote y Sancho Panza tienen hoy más entidad que el propio Cervantes"

El escritor leonés Andrés Trapiello ha presentado este miércoles en Sevilla su novela 'El final de Sancho Panza y otras suertes' (Destino), con la que la que extiende el universo cervantino que ya inició hace diez años con 'Al morir Don Quijote', y en la que el autor empieza a contar las aventuras de sus cuatro personajes, quienes dan cuenta del desenlace de sus propias vidas, que son las nuestras.
Andrés Trapiello presenta 'El final de Sancho Panza y otras suertes'
Andrés Trapiello presenta 'El final de Sancho Panza y otras suertes'
EUROPA PRESS
Andrés Trapiello presenta 'El final de Sancho Panza y otras suertes'

El escritor leonés Andrés Trapiello ha presentado este miércoles en Sevilla su novela 'El final de Sancho Panza y otras suertes' (Destino), con la que la que extiende el universo cervantino que ya inició hace diez años con 'Al morir Don Quijote', y en la que el autor empieza a contar las aventuras de sus cuatro personajes, quienes dan cuenta del desenlace de sus propias vidas, que son las nuestras.

Durante la presentación, el autor ha explicado que esta novela empezó a escribirse hace unos 13 años y que en todo momento "sabía que iba a tener una segunda parte, dentro de un deliberado juego cervantino". Señala que Don Quijote y Sancho Panza "tienen hoy más entidad que el propio Cervantes, del que no conocemos casi nada, y en cambio de estos dos personajes hay miles de libros sobre el significado culto de sus acciones, lo que pensaban, de lo que eran".

Por tanto, añade el escritor, "así como no podemos interpretar la vida de Cervantes, de estos dos personajes hay una enorme y extensa bibliografía y mucha gente partidaria de ellos". Además, reconoce que en su decisión de continuar con 'El Quijote', le impulsó "el ejemplo de Cervantes de decirnos que la realidad y la ficción son parte del mismo todo que es la vida", por lo que "la tomé donde el autor lo dejaba, sabiendo además que Cervantes lanza una maldición en la segunda parte del Quijote, lo mata, porque no quiere que nadie más lo saque en procesión", explica Trapiello.

Pero, continúa, "cometió el descuido de dejar vivo a Sancho y todos los demás personajes", algunos de ellos "muchos más importantes en la vida de Alonso Quijano que el propio Sancho, como es el caso de la sobrina o el ama".

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El quijote'

"resume toda la idiosincrasia española"

No obstante, Trapiello afirma que "la invitación de Don Quijote a continuar las vidas, se podía hacer como lo hizo Avellaneda, con rencor y resentimiento, o como una extensión o un homenaje a Cervantes y a la reafirmación de que 'El Quijote' está vivo desde hacer 400 años, así lo han entendido todos los españoles", porque, como día Azaña, este libro "resume toda la idiosincrasia del español de aquí y también de América".

Asimismo, apunta que los lectores del 'Quijote' "sienten mucha pena cuando llega el final y no saben todo lo que les gustaría saber de Don Quijote que sí sabrán todos los personajes que lo rodean: Sancho, la sobrina, el ama, el bachiller, el cura o el barbero". Por tanto, la extensión de esta novela "era hacerles decir a esos personajes que siguieran hablando en la misma tesitura y abundando en el mismo espíritu de Cervantes". Y de esto "es de lo que se trataba, con la mayor humildad, porque aquí si que no hay comparación posible".

Del mismo modo, Trapiello reconoce que su mayor inquietud al plantearse este proyecto literario era que "la gente pudiera pensar que era idiota, vanidoso o un iluso, pues competir con Cervantes es imposible", toda vez que recuerda que a lo largo de estos 400 años "se han hecho numerosas extensiones" de la novela. Añade que "después de la osadía de hacer la continuación de 'El Quijote', lo difícil era proseguir la lengua" y aclara que "esto no es una novela histórica, sino de lo que se trata es de extender los ideales de libertad y cierta anarquía de la novela". "El Quijote está plenamente vigente entre nosotros y hay causas perdidas que no de deberían estar perdidas porque son buenas causas".

Por tanto, esta novela "es un trabajo de 13 años en el que a diferencia de la primera parte, en la que me sentía un tanto agarrotado por la responsabilidad de salir con un libro que iban a comparar con 'El Quijote' aunque no tenga nada que ver con esa historia, en esta segunda parte estoy más tranquilo porque la lengua de la novela está más o menos resuelta y me he permitido empezar a contar aventuras".

Por último, Trapiello reconoce que el mejor elogio que le pueden hacer los lectores cuando han acabado de leer su novela es que han sentido ganas de ir a la obra original porque "se han dado cuenta de que no estábamos en la misma vida, esa es una vida y la mía bastante más modestas, ya que no se trata de compararse sino de seguir hablando de la vida con la voz que cada uno tiene". Ya que, reitera, "estoy convencido, como decía Azaña, que en libro está la respuesta a casi todos lo problemas de las idiosincrasia española, como la tolerancia, el buen humor o la comprensión".

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