El hecho de que se haya producido este descenso se debe a las mejoras en el diseño de coches, pero «no tanto a la protección que ofrecen los bolardos», según el PSPV.  Sin embargo, el Ayuntamiento afirma «si se ponen es para proteger a los peatones y no para que choquen».

Jóvenes y fin de semana

Aunque los muertos en el casco urbano han descendido año tras año, el número de accidentes ha seguido una tendencia inversa. En los últimos 15 años, la cifra de siniestros casi se ha duplicado (se ha pasado de 4.800 incidentes en 1990 a más de 8.500 en el último año, según los datos del registro municipal).

Los jóvenes son los que peor parados salen, ya que en el 33% de los siniestros de 2006, los responsables directos tenían entre 18 y 30 años y hacían salidas nocturnas de fin de semana, según los datos que manejan desde el grupo socialista.

Las zonas con más accidentes fueron aquellas en las que se podía ir muy rápido, a pesar de no estar permitido, como la avenida del Cid, General Avilés o la avenida de la Plata, siempre según el PSPV.

La clave para que no se produzcan tantos accidentes, para este partido, es fomentar el transporte público urbano. El Ayuntamiento replica que «no hay suficiente demanda para hacerlo».

Dinos... dónde hay calles peligrosas

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Señalización, peligro redondo

Los semáforos en ambar que se encuentran ubicados en las rotondas  de la ronda Norte y la ronda Sur son insuficientes, ya que los coches cogen velocidad y los accidentes son diarios, señalan desde el PSPV.

Inversiones. Mobiliario urbano

El Ayuntamiento ha puesto 9,5 kilómetros de barandilla de protección de peatones, y más de 10 kilómetros de barrera de seguridad tubular. Ahora hay 34.000 bolardos para impedir que los coches aparquen en las aceras.

Prevención. Vigilar el tráfico

Mil intersecciones están reguladas por semáforos y cerca de 3.500 detectores miden la intensidad de circulación, y la velocidad media. En estos momentos, hay 650 cámaras de vigilancia en diversos puntos de Valencia.