En todo caso, y a título personal, Osvaldo pide a la Junta que levante este supuesto bloqueo para que la empresa venda y se propicie, así, la llegada de un comprador que la reflote.
Con todo, Osvaldo no es muy optimista. «¡Creo que el esfuerzo ha sido estéril! El viernes (mañana) la mayoría de mis compañeros aceptarán la oferta de indemnizaciones que ha hecho la empresa y todo se habrá acabado». La empresa oferta 20 días por año trabajado ahora, 10 días más en seis meses y el resto, hasta 55 días.
Sin embargo, y pese a sus mermas físicas producto de la ausencia de ingesta de alimentos, este hispano-argentino (nació hace 44 años en San Juan) no piensa cejar en su empeño.
«Hasta que el juez no falle yo no detendré mi huelga de hambre. Luego no me quedará más remedio que acatar lo que diga la justicia», aclara.
Osvaldo Pérez, que lleva cinco años en Microser y ya le ha tocado vivir tres expedientes de regulación, se considera un luchador (perdió su brazo en un accidente de tráfico a los 10 años), detesta las injusticias sociales y cree que los sindicatos no han ido de cara en este proceso.
«He perdido unos siete kilos»
A partir de ahora llega lo peor para Osvaldo Pérez en el aspecto físico. Las reservas del cuerpo son mínimas y encima permanece activo y acude a trabajar. «He tenido que ir varias veces a urgencias porque me han dado bajones o mareos, y estos días ya no me recupero ni durmiendo. Habré perdido unos siete kilos más o menos. Además, estoy saciado del suero líquido y me cuesta muchísimo tragarlo», señaló. Ayer acudió a la asamblea de trabajadores (estuvo preparándola hasta las cinco de la mañana) en la que se discutió el preacuerdo para el pago de indemnizaciones firmado por el Comité de Empresa, que se vota mañana.
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