Fue hace muy poco cuando los programas meteorológicos ('El tiempo' de toda la vida) discurrían con tono grave sobre mapas de isobaras minados de letras 'A' y 'B' mayúsculas. Eran épocas circunscritas a cielos despejados o cubiertos, flechas discontinuas y máximas y mínimas. Por el medio, algún frente frío. Como única licencia, un refrán popular.
"La evolución de estos espacios ha sido espectacular", observa Rosalía Fernández, actual responsable de la información meteorológica en Mediaset España y presentadora de El tiempo en Telecinco. Cada tarde, departe sobre masas de nubes o se solidariza con los lugareños de las regiones castigadas por las lluvias ("¡Pues sí que la cosa está complicada en la comunidad gallega!", exclama, por ejemplo) mientras toquetea una gran pantalla táctil de acabado alienígena.
La introducción de hardware de última generación no es la única novedad del sector, que ha emprendido una evolución "natural" ante el progreso de la sociedad de la información. Internet, los nuevos soportes móviles y las redes sociales han posibilitado la participación directa del televidente, que retrata y envía sus fotografías de los fenómenos atmosféricos que se han producido en su localidad. Algunas veces, instantáneas "de calidad superior a las facilitadas por las agencias de noticias", observa Fernández.
El espectador, protagonista
El espectador tiene ahora su parcela en la prácticamente totalidad de informativos meteorológicos de la parrilla. Y no solo a través de fotos o vídeos. "Antes el tiempo era un monólogo sobre una previsión. Ahora, cuando hablamos de nieve, toman la palabra quienes viven seis meses en la nieve; si hablamos del campo, los agricultores", señala Roberto Brasero, hombre del tiempo en Antena 3 y, según muchos, uno de los grandes renovadores del formato. La sencillez con la que explica las consecuencias del tiempo y cómo este afecta a nuestra vida diaria o a nuestro ocio ("como ha llovido, este fin de semana podremos recolectar setas", "es tiempo de ver florecer los almendros"...) ha logrado un amplio número de seguidores que ha aumentado en los últimos tres años en más de tres puntos (actualmente, gira en torno a 1.400.000).
Mónica López, responsable del departamento del Tiempo de TVE y presentadora de El tiempo 2, admite que los programas meteorológicos "se han dilatado con nuevos contenidos". El habitual pronóstico del día siguiente convive ahora con noticias medioambientales, predicciones internacionales o explicaciones didácticas sobre cómo se forman los huracanes o qué es una ciclogénesis explosiva. Sin embargo, para López, el cambio sustancial ha sido "cómo se cuenta": "Hemos dejado atrás el lenguaje estático y a veces ininteligible del pasado. Ahora es más directo: "Este fin de semana, playa porque va a hacer buen tiempo", resume.
En cuanto a las audiencias, los espacios meteorológicos acostumbran a contar con un público fiel, pese a que no han perdido del todo su condición de 'trampolín' o 'bisagra' entre programas, como reconoce Rosalía Fernández. Así, siguen registrando sus mejores datos en los días en los que preceden a un formato líder de audiencia.
La Prehistoria del tiempo
Ha llovido mucho desde que Mariano Medina se convirtió, en 1956, y gracias a RTVE, en el primer hombre del tiempo en España. Provisto de una bara, el toledano señalaba con solemnidad borrascas y anticiclones sobre mapas realizados a mano y cubiertos con anotaciones en tiza ('solecito', 'nubarrones', podía leerse en algunos de ellos). Desde entonces, por los informativos del tiempo de la televisión pública han pasado casi una veintena de nombres. Entre ellos, el de Eugenio Martín Rubio, que perdió su bigote al apostar ante la audiencia que llovería al día siguiente en Almería, algo que finalmente no sucedió.
Pero hay más rostros míticos: el físico e icono científico Manuel Toharia, o las primeras mujeres que tomaron la batuta del programa (Pilar Sanjurjo y Charo Pascual).
A finales de los años setenta, la entrada del Meteosat dotó a las previsiones de una precisión hasta entonces inédita. Lo disfrutaron, entre otros, dos históricos de La 1: José Antonio Maldonado (en el programa entre 1986 y 2008) y Paco Montesdeoca (1990-2007).
La llegada de nuevas cadenas televisivas (Telecinco, en 1989 y Antena 3 en 1990) trajo indicios de un afán renovador: en Telecinco, Mario Picazo hablaba de nubes y tormentas de una forma más llana que sus compañeros de profesión. En Antena 3, la bella Minerva Piquero fue la encargada de dotar al formato de nuevos aires.
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