La Iglesia de Varea luce nueva fachada tras la rehabilitación de "una pequeña y desconocida joya de nuestro patrimonio"

La Iglesia de los Santos Cosme y Damián, en el barrio logroñés de Varea, luce nueva fachada tras la rehabilitación de "una pequeña y desconocida joya de nuestro patrimonio". El presidente del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz, y la alcaldesa, Cuca Gamarra, han visitado esta mañana el templo, cuyas obras de rehabilitación han contado con financiación del Gobierno regional y del Ayuntamiento de Logroño.
Sanz y Gamarra, con vecinos de Varea, ante la fachada restaurada
Sanz y Gamarra, con vecinos de Varea, ante la fachada restaurada
EUROPA PRESS
Sanz y Gamarra, con vecinos de Varea, ante la fachada restaurada

La Iglesia de los Santos Cosme y Damián, en el barrio logroñés de Varea, luce nueva fachada tras la rehabilitación de "una pequeña y desconocida joya de nuestro patrimonio". El presidente del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz, y la alcaldesa, Cuca Gamarra, han visitado esta mañana el templo, cuyas obras de rehabilitación han contado con financiación del Gobierno regional y del Ayuntamiento de Logroño.

Tanto Sanz como Gamarra se han mostrado muy satisfechos tras "la ejecución de un proyecto que pone en valor una pequeña joya de nuestro patrimonio y contribuye a incrementar su conocimiento entre los logroñeses y riojanos, ya que para muchos es una gran desconocida", como ha declarado el presidente.

Cuca Gamarra ha invitado, por tanto, a todos los vecinos de la ciudad y de la región "a visitar este pequeño templo de estilo gótico que data de finales del siglo XV; que sorprende por su belleza interior y por sus armónicas proporciones, así como por la finura de la labra de su piedra de sillería".

La iglesia de los Santos Cosme y Damián es un símbolo para el barrio de Varea, "que desde hace años tenía el sueño de restaurarla para que luciera con el esplendor que merece". Un proyecto perseguido por todos los habitantes del barrio pero liderado por el que ha sido su párroco durante cincuenta años, José Luis Eguizábal, que también ha participado en la visita.

El propio Eguizábal ha agradecido la colaboración en la restauración tanto de las administraciones como de los vecinos, y ha apuntado que las obras "ya urgían", porque había partes de la fachada, sobre todo las más elevadas, "que estaban muy estropeadas y se estaban comenzando a caer, eran un peligro". "Ha quedado muy bien, para una iglesia preciosa", ha dicho.

Las obras.

Para colaborar a sostener económicamente las obras, el Ayuntamiento ha ampliado el convenio que mantiene de forma estable con la Diócesis de Calahorra y la Calzada-Logroño y que hasta el momento se circunscribía a las iglesias del Casco Antiguo. La aportación del Consistorio ha sido de 50.000 euros.

La restauración ha afectado fundamentalmente a las fachadas, en las que se han limpiado los paños y aplicado una protección para preservarlas en el futuro. Se han acometido también trabajos de cantería para sustituir las piezas de piedra que con el paso del tiempo se habían ido perdiendo y se ha reformado la pavimentación de la plaza, en la zona de ingreso a la iglesia, para evitar que las aguas se cumulen ante el portón.

Previo a estos trabajos, se realizó la rehabilitación de la espadaña situada sobre la fachada principal. Como ha recordado Pedro Sanz, el Gobierno Regional colaboró en esta actuación con 11.500 euros a fin de "frenar su deterioro y el riesgo que suponía por la posibilidad de que se produjeran desprendimientos de fragmentos de piedra".

En la espadaña habían anidado las cigüeñas, por lo que hubo que retirar y reubicar el nido cuyo peso perjudicaba la conservación de esta parte de la iglesia.

Los trabajos de restauración de las fachadas han sido ejecutados a lo largo de este año por la empresa especializada Alfaro Construcciones y Obras S.L., ajustándose a los criterios aprobados por el Consejo Superior de Patrimonio.

Éstos comenzaron con una limpieza preliminar, con preconsolidación por zonas; limpieza mecánica de pátinas biológicas y morteros añadidos, con proyección controlada de agua no agresiva y desalación; que han permitido, una vez limpio el soporte, proceder a la consolidación de paños por impregnación, inyección, con sellado y adhesión de fragmentos con morteros de resinas y el retacado de juntas con mortero de cal.

Tras estas tareas de limpieza y consolidación se ejecutaron los delicados trabajos de cantería necesarios para incorporar las piezas de piedra perdidas. Así, se han reconstruido albardillas, alféizares, piezas de coronación de espadaña, cornisas decorativas y sillares correctamente aparejados en reconstrucción de zócalos.

También ha sido necesario retacar juntas con morteros de cal, demoler el zócalo de hormigón armado de la fachada sur para recuperar la fachada original, reparando los aleros vistos y cabios laterales de madera.

La alcaldesa ha destacado "la minuciosidad y cuidado con el que se ha llevado a cabo esta rehabilitación". Asimismo ha informado de que la limpieza de fábricas ha supuesto el descubrimiento de algunas pequeñas inscripciones en la piedra y antiguos huecos que fueron cegados y hoy vuelven a ponerse en valor.

Gotico del siglo xv.

La iglesia parroquial de Varea fue construida en estilo gótico, mediante una única nave de sillería con cabecera poligonal, a la que se le añadieron diferentes construcciones adosadas en su lado Sur realizadas en fábricas de ladrillo y mampostería. El templo fue terminado hacia el año 1490, elevado sobre las trazas de una antigua iglesia románica.

En él resalta su retablo renacentista de 1540, realizado por algún taller cercano al de los Beaugrant. Alberga un descendimiento de Arnao de Bruselas. Al templo se accede por su fachada Oeste, mediante un arco de ingreso, en cuya clave se aprecia labrado un escudo de armas. Los trabajos ejecutados han permitido también ahondar en la figura histórica del benefactor de la iglesia, Rodrigo Cabredo y Vergara.

Como se explica en la memoria del proyecto -redactada por los arquitectos Ignacio Amat e Ignacio Gómez y por la historiadora María Medina-: "El que fuera presbítero beneficiado de la iglesia de Santa María de Palacio y testigo de primera mano de la visita que el emperador Carlos I hizo a Logroño en el año 1520, fue también rector de la iglesia de San Cosme y San Damián de Varea, pedanía entonces de la Imperial.

Administró la renta necesaria para construir sus fábricas, utilizando préstamos, e invirtiendo más de trescientos mil maravedíes propios, según habría apuntado él mismo en su testamento. A su familia responde con todo merecimiento el escudo que corona el arco de ingreso principal, así como los situados en el interior".

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