Barcelona acoge hasta el sábado y por tercer año consecutivo su encuentro europeo de novela negra, una cita ineludible para las mentes más retorcidas y prolíficas del género detectivesco, de intriga y policiaco.
Más allá de autores y lectores, el protagonista es el detective, esa mente lúcida que, siguiendo un método u otro, resuelve el enigma que tenía en jaque al resto de los mortales.
Desde hace más de un siglo y medio, A. Dupin, de Poe; Holmes, de Conan Doyle; el comisario Maigret, de George Simeon; Miss Marple, de Agatha Christie; Philip Marlowe, de Chandler; o Pepe Carvalho, de Vázquez Montalbán, se dedican a reventarle el golpe perfecto al más audaz de los criminales.
Sangre fresca
Pero no sólo ellos, porque el presente –y futuro– del género es de todo menos negro.
Por eso, uno de los puntos culminantes de Barcelona Negra es el Premio Pepe Carvalho, que este año es para Henning Mankell, padre literario del inspector Kurt Wallander. Entre sus aventuras destacamos Antes de que hiele (Tusquets, 19 euros) y El hombre sonriente (Quinteto, 9 euros).
Junto a Mankell, el primer trimestre de 2007 llega cargado de nuevos crímenes y reediciones de clásicos:
- Arthur & George, J. Barnes (Anagrama, 23 euros).
- El cadáver arrepentido, J. María Guelbenzu (Alfaguara, 19.50 euros).
- El Club gastronómico, Saskia Noort (RBA, 18 euros).
- El primer caso de Montalbano, Andrea Camilleri (Salamandra, 16 euros).
- Asesinato en Grub Street, Bruce Alexander (Edhasa, 24 euros).
- El Faro, P. D. James (Ediciones B, 10 euros).
- Sangre en la luna, James Ellroy (Ediciones B, 5 euros).
- El atentado, Yasmina Khadra (Alianza, 8 euros).
- Los anarquistas, A. Perry (Debolsillo, 8,50 euros).
Radiografía de los grandes detectives...
Lugares comunes, ¿ o no?
Si hay un detective, hay un crimen, huellas, una bella mujer que entorpece y un policía al que ayudar o del que huir, pero nunca son iguales. Veamos ejemplos.
El asesino
Puede ser un profesor Moriarty, tan maquiavélico como digno rival de Sherlock Holmes, o un mafioso empeñado en burlar a Marlowe para robar un cuadro o incluso una maestra rural francesa que no logrará engatusar al fiel Comisario Maigret.
La ‘Femme fatal’
Creadas para cautivar, despistar y engatusar al sabueso, la cátedra la sentó James Cain con una Phyllis Dietrichson que se deslizaba sinuosa bajo su pluma. La Carmen Sternwood de R. Chandler nunca tentó a Marlow, mientras que la Dalia Negra de Ellroy enloqueció al detective incluso estando muerta.
El policía
Si en novelas de Agatha Christie o Conan Doyle el agente oficial es aliado del genio, Hammett o Ellroy obligaron a sus sabuesos a codearse con las manzanas podridas del cuerpo.
Tampoco Vázquez Montalbán libró a Pepe Carvalho de lidiar con polis corruptos.
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