Imágenes de toda una infancia de respeto por los animales

  • La fotógrafa Robin Schwartz comenzó con 'Amelia y los animales' cuando su hija tenía tres años y desde entonces continúa con el proyecto.
  • Ha retratado a Amelia con ciervos, monos, caballos, elefantes, cebras, canguros, lemures, llamas, cabras, un cachorro de tigre...
  • Un libro recopila la colección de imágenes, que abre una ventana a la reflexión sobre "la comunicación entre especies".
Una de las fotos de 'Amelia y los animales'
Una de las fotos de 'Amelia y los animales'

© Robin Schwartz
Una de las fotos de 'Amelia y los animales'

Posa abrazada a un mono, protege con sus manos a dos pequeños mochuelos, juguetea con un loro blanco. Entre las tres imágenes han pasado varios años, pero la expresión de serenidad se mantiene. Amelia no se comporta como una intrusa, se comunica con cada animal sin pantomimas, tratándolos con educación y cercanía. Las composiciones son pictóricas y las escenas recrean un universo de excepcional armonía entre el ser humano y el animal.

Robin Schwartz (Nueva Jersey - EE UU, 1957) comenzó el proyecto artístico cuando su hija Amelia tenía 3 años. La fotógrafa ya había realizado otras series con animales cuando se dio cuenta de la relación espontánea que la pequeña establecía con ellos.

'Afortunada'

Ahora con 15, la modelo ha pasado de entender las fotos como una tarea rutinaria a valorar el privilegio de ser la protagonista de la serie. "La fotografía es un medio para que Amelia conozca a los animales. Hasta hace poco, daba por hecho estas oportunidades. No se daba cuenta de lo poco comunes que eran sus encuentros con ellos hasta que todo el mundo empezó a decirle lo afortunada que era de tener contacto con tantos", dice la autora de las imágenes.

Amelia & die Tiere (Amelia y los animales) —que publicará a principios de octubre en Europa la editorial alemana Kehrer y en los EE UU, Aperture Foundation— es una monografía de la extensa colección de fotos de la colaboración de madre e hija. El libro documenta el crecimiento de la niña en escenas compartidas con ciervos, caballos, elefantes, cebras, canguros, lemures, llamas, cabras, un cachorro de tigre...

Recibir al animal como un igual

Abundan las fotos con simios, por los que la modelo (que posa muchas veces con muñecos de monos y anuncia que quiere ser primatóloga de mayor) confiesa un especial cariño. También hay numerosas imágenes de perros y gatos en las que se palpa una relación doméstica y diaria, pero no por ello menos valiosa.

Schwartz establece contacto con dueños de animales y zoológicos. No es una manera de mostrarlos en su hábitat natural, pero la fotógrafa se marca el objetivo de abrir —dentro de una situación que no es la idónea— una ventana a la reflexión sobre "la comunicación entre especies" mostrando al ser humano unido a su origen natural, recibiendo al animal como un igual.

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