La empresa interesada en explotar la cafetería clausurada de la UPO comunica que acepta las condiciones

La empresa interesada en la explotación de la cafetería ubicada frente a la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, que fue objeto de cierre patronal por parte de la anterior concesionaria, ha comunicado formalmente su aceptación de las condiciones impuestas.

La empresa interesada en la explotación de la cafetería ubicada frente a la biblioteca de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) de Sevilla, que fue objeto de cierre patronal por parte de la anterior concesionaria, ha comunicado formalmente su aceptación de las condiciones impuestas.

Así lo ha explicado a Europa Press la delegada sindical de CCOO, Rocío Sierra, que ha precisado que por el momento los trabajadores se encuentran "a la espera", toda vez que la intención de la UPO, en el marco de un procedimiento negociado, es que el negocio pueda reabrirse ya en el primer trimestre del presente curso académico 2014-2015.

En este sentido, es preciso volver a sacar a licitación el proyecto —que ya quedó desierto la primera vez—, un paso que esperan pueda quedar solventado en el presente mes de septiembre.

La idea planteada ha sido la de un concurso negociado, hablando directamente con entidades interesadas en la adjudicación para poder dar fluidez a un proceso en el que se pretenden unos pliegos más abiertos que los anteriores; al primer concurso de licitación para la explotación de este servicio solo se presentó una empresa, que no fue capaz de acreditar los documentos y requisitos que se le reclamaron a pesar de que se le concedió una prórroga por valor de diez días.

No obstante, los afectados se congratularon de la "buena disposición" del rector, Vicente Guzmán, a poder estudiar el pliego y plantear la posibilidad de mejorarlo. Sierra valoró la actitud de la sede universitaria, "que ha llegado a proponer licitarla sin canon", y apunta como principal problemática a la deuda que el negocio mantiene con la Seguridad Social.

La licitación, por un canon mínimo de 6.050 euros anuales, pagaderos mensualmente a razón de cuotas de poco más de quinientos euros, contaba con unas condiciones según las cuales el contratista debe contar con solvencia económica y financiera, así como técnica y profesional; no se exigía garantía provisional.

Los pliegos incluyen la subrogación del personal que hasta su cierre venía desempeñando su labor en dicho negocio, y que había comenzado el reparto de octavillas y la recogida de firmas para instar a que el proceso se tramitara con mayor rapidez.

Los trabajadores que desempeñaban su labor en este establecimiento barajaron alternativas como la creación de una cooperativa entre los propios empleados como modo de reflotar el negocio, si bien "tras hacer números las cuentas no salen", según los mismos, que constataron que esta fórmula no podría prosperar "debido a la gran deuda existente con la Seguridad Social y al hecho de que el anterior empresario se llevó maquinaria que hay que reemplazar".

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