Los Mossos d'Esquadra han desmantelado un punto de distribución en Barcelona de metanfetamina cristalina, también conocida como 'shabú', una droga muy popular en países como Filipinas pero casi desconocida en Europa.
La operación se ha saldado con nueve detenidos, acusados de distribuir esta droga en un bar y dos domicilios del distrito de Ciutat Vella.
Según explicó el subinspector Xavier Sánchez la Policía autonómica, se trata de la primera vez que se incauta este tipo de sustancia en Cataluña y la segunda vez que se encuentra en España, ya que se trata de una droga "residual" que en Europa sólo consumen personas de origen filipino.
Los nueve detenidos, entre los que hay españoles y filipinos, formaban parte de una red que tenía como referencia un bar situado en la calle Reina Amalia que los Mossos d'Esquadra vigilaban desde el pasado 21 de marzo, a raíz de varias denuncias de los vecinos.
El dispositivo de vigilancia descubrió que en el bar entraban varias personas de origen filipino, siempre las mismas, que se dirigían al responsable del local, Ferdinand L.L., de 51 años, que ha sido detenido, para que les proporcionara la sustancia ilegal en dosis muy reducidas.
En los ocho días que se prolongó la vigilancia, se descubrió que las personas que adquirían la sustancia luego se dirigían a menudo a dos domicilios, uno de la calle Nou de la Rambla y otro de la calle Vistalegre, los dos en el mismo distrito.
La operación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones.
¿Qué es el 'shabú'?
El shabú o metanfetamina cristalina es una droga de diseño de composición parecida a la anfetamina que se puede elaborar de forma casera porque sus ingredientes son medicamentos que se pueden encontrar en cualquier farmacia.
Es sumamente adictiva y muy estimulante, con efectos secundarios "muy tóxicos", ya que a corto plazo puede provocar anorexia, irritabilidad, agresividad y paranoia, mientras que a largo plazo afecta a los vasos sanguíneos que llevan la sangre al cerebro y puede llegar a generar síntomas parecidos al Parkinson.
Según el inspector Sánchez, la droga provoca una sensación de euforia casi inmediata, aunque los efectos secundarios también se hacen notar de inmediato, sobre todo en el rostro y en el tono azulado de las uñas.
Por lo general, el comprador adquiere este tipo de droga en dosis formadas por pequeñas piezas de cristal que luego fuma en pipas como las que se utilizan para fumar crack de cocaína, pero también se puede inhalar, ingerir en disoluciones líquidas o inyectar por vía intravenosa.
Dos caladas de una pipa con esta droga costaban en los locales registrados en Barcelona 20 euros, mientras que una onza de esta sustancia (equivalente a 437 gramos) puede valer en el mercado internacional entre 10.000 y 30.000 euros.
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