Las tres socias que pusimos en marcha el restaurante venimos del mundo asociativo y coincidíamos en que se debe fomentar la integración de los de fuera, pero también de la gente de aquí respecto a los inmigrantes.

¿Cuándo lo abrieron?

Lo pusimos en marcha tres mujeres inmigrantes en mayo del año pasado, y la verdad es que va muy bien.

¿Qué tiene de especial?

La idea es que no sea sólo un restaurante de comida marroquí (sólo hay cinco en toda Valencia), sino un punto de encuentro y diálogo, una ventana a los inmigrantes.

¿Qué se puede encontrar la persona que los visite?

Hacemos charlas y conferencias sobre Marruecos y Argelia, ponemos documentales y estamos abiertos a preguntas de nuestros clientes. Además, los viernes hay danza del vientre. Tendemos puentes a través de las comidas.

¿De dónde son los clientes?

La inmensa mayoría es valenciana. Precisamente, queremos enseñar a los españoles cómo es la inmigración.

¿Tenían experiencia?

No, hemos empezado de cero. Teníamos experiencia en proyectos interculturales, como en un colegio del barrio de La Coma con gran presencia de extranjeros. Creo que somos un ejemplo para las mujeres que llegan de fuera.

¿Ha sido buena la acogida?

Muy buena, aunque a los valencianos les cuesta todavía ir a un restaurante marroquí cada sábado.

Bio. Es de Tetuán y lleva cinco años en Valencia. Dirige, con dos socias, el restaurante Alf Laila y Laila (Ángel Guimerá, 22).