El príncipe Enrique limpia pocilgas como castigo

El príncipe Carlos de Inglaterra ha obligado a su hijo Enrique a trabajar durante unos días en su granja familiar de Highgrove –al oeste de Inglaterra–, como castigo por ir disfrazado de nazi a una fiesta de cumpleaños la semana pasada.

Bajo el ojo atento del encargado de la granja, David Wilson, el príncipe ha sudado la gota gorda limpiando pocilgas, cuidando el ganado y trabajando en los huertos de zanahorias y cebollas.  Con estos «trabajos honestos» el heredero de la corona británica pretende que su hijo pequeño «siente la cabeza» y deje de causar problemas al tiempo que colabora en cosas útiles. También le ordenó realizar una visita al campo de concentración de Auschwitz.

Investigación rigurosa

La Cámara de los Comunes investigará en febrero a los asesores de los príncipes Guillermo y Enrique, y estudiará el uso que Carlos hace de los 24.000 euros que el ducado de Cornwall genera al año para sus gastos.

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