Inma Shara: "Tenemos la responsabilidad de crear un país que sea una verdadera orquesta"

  • La directora de orquesta publica 'La batuta interior', obra en la que cuenta su experiencia profesional y también personal.
  • "Nunca pensé que mi experiencia desde el podio fuera extrapolable, pero sí lo es".
  • "Felipe VI y Letizia exhibirán la gran sinfonía de España".

Joven, mujer y una de las pocas directoras de orquesta que, no sólo en España, hay en el mundo. Bajo, o junto (ella lo prefería) a, su batuta se han puesto las orquestas más importantes en los más de doce años que lleva ejerciendo esta profesión tan, todavía hoy, de hombres. Acaso por ello Inma Shara (Álava, 1972) sepa muy bien cómo liderar, aunque para ella se trate más de un asunto de influencia y armonía que de mandato, y por ello cuente su experiencia personal en La batuta invisible (Conecta).

¿Imaginó alguna vez que llegaría a ser un ejemplo, no de directora de orquesta, sino de líder en general?

Nunca pensé que una experiencia desde el podio fuera extrapolable, pero sí lo es. Me han invitado de muchas empresas para dar charlas de Recursos Humanos, pero un libro... Llevarlo un libro, me parecía muy difícil. Lo he hecho con mucha ilusión. Agradezco mucho que se entienda que la música pueda ser una llamada, un ejemplo de forma de vida.

¿Cómo?

Antes el modelo de liderazgo era desde la imposición de la visión personal y condensado en el hombre. Yo hablo de liderazgo trascendental.

Y se basa en...

Se trata de influir no de mandar. Vemos mucho pero escuchamos poco. En el modelo que propongo se escucha y se busca la armonía, y al final es lo que se genera.

¿Qué genera, según su experiencia, mayor armonía?

La sutileza, un líder debe actuar con sutileza. Liderar no es una cuestión formal es una cuestión moral. Dirigir una gran orquesta debería servir como forma de dirigir una sociedad y a su vez nuestra propia vida. Hay comportamientos que cambian las actitudes y eso es lo que interesa. Comportamientos que tienen que ver con la generosidad. Estamos en una sociedad muy cuantitativa y poco cualitativa. Y hay que buscar la calidad. No sólo la profesional, también la personal. Estamos llenos de fracasos personales...

¿Por qué, a qué lo atribuye?

Porque entendemos la vida como resultados y eso ha provocado que se distorsione todo. No se trata de obtener recompensas afectivas, se trata de tender puentes afectivos. Nunca hemos estado tan conectados como ahora y nunca hemos estado tan solos. Es fácil ser ético verbalmente, pero ¿quién se compromete de verdad?

¿Cómo aprendió usted?

He aprendido sobre todo por las diversas culturas que he conocido, he trabajado en muchos lugares muy diferentes. Y los mayores problemas los he tenido por las confrontaciones culturales. Pero hay que tener en cuenta siempre que el objetivo es el público, y aprendes a no detenerte en dimes y diretes, porque todo eso al final lo que genera es que se olviden los objetivos. Hay que trabajar y estar en armonía, en consonancia. Hay empresas en las que ves cómo el departamento de marketing por ejemplo trabaja de modo individual no entendiendo que todos se necesitan.  Yo no soy nada sin mi orquesta.

¿Y eso es justo lo que más se olvida?

Es que no hay líder que sea algo sin su equipo. Es una cuestión moral, si un jefe necesita decir que es el jefe es que no lo está haciendo bien. Yo creo en la estructura circular, y en establecer relaciones afectivas; se ha cortado todo eso y se reconoce como algo negativo expresar los sentimientos, cuando es un elemento clave.

¿La deshumanización gana?

En música ya no, esos modelos de deshumanización ya no funcionan. Y creo que en el resto cada vez van a funcionar menos. Se darán cuenta de que los modelos no pueden basarse en la autoridad y la condesación de poder. Se trata de potenciar el talento y yo es lo que intento. Hay que creer en lo que haces, y transmitirlo. Y soy frágil, pero soy constante y mi deseo es muy fuerte. Otra cosa que es necesaria es el aplauso y la autocrítica. Todos necesitamos que nos aplaudan. Y desde luego saber dónde está el éxito y dónde el fracaso.

¿Dónde?

Para mí en la satisfacción de mi empresa. No hay cosa más bonita que compartir esa satisfacción ante el público.

En dos dias ha tenido usted que ponerse frente a una orquesta y actuar, ¿cómo se 'gana'?

Hay que conquistarla desde la humildad. No quiero tanto grandes figuras como figuras comprometidas.

Es usted especialmente educada, ¿cree que es un valor fundamental para poder dirigir?

Claro que es necesario, somos seres humanos. El problema es que se han deshumanizado las relaciones y no podemos ni debemos tolerarlo. No se puede vivir en un mundo tan deshumanizado en el que que la gente vive llena de angustia por su trabajo. Ni es tolerable ni es aceptable. Hay que construir un entorno en el que la educación es fundamental. Y hay que recuperar los valores.

A veces la palabra 'valores' suena a antiguo, a aquello del 'sacrificio...

Es que para mí el sacrificio es importante, soy una persona muy disciplinada, y no es algo negativo serlo. Muchas veces llega el caos porque no hay anclajes. El talento no viene dado...

¿Está segura de que no se viene ya con 'algo' de talento?

El talento es un músculo que hay que pulir y trabajar. Y ahí entra el sacrificio, la disciplina. Me da mucha pena que los jóvenes hayan perdido la capacidad de ver a la gente, escucharla... No se trata sólo de oír, hay que escuchar. Vivimos instalados en la prisa, en eso de: "no se de dónde vengo ni dónde voy, pero tengo prisa". Y eso crea una angustia intolerable.

No sólo en los jóvenes...

Sí, no sólo ellos tienen la presión de la incertidumbre, de no tener trabajo, de no saber... También los de 40 y 50 años... No tenemos mecanismos de solidaridad.

Si tuviera que dar un mensaje a mujeres que como usted estén liderando o vayan a liderar, ¿cuál sería?

Disciplina y fuerza en el deseo. Aunque se tenga miedo, que yo tengo muchos miedos escénicos.

Nadie lo diría viéndola dirigir...

Pues los tengo todos. Muchas veces me digo: Pero, Inma, ¿qué necesidad tienes tú de todo esto? Soy muy frágil, introvertida y tímida, pero muy sólida en mis convicciones. Me duelen las críticas, ¿cómo no me van a doler?, pero intento no quedarme en ellas, intento vivir mi vida, por eso no tengo ni Facebook ni Twitter ni nada de eso...

Y sólo escucha música clásica....

Pues la verdad es que sí, no puedo hablarte de otro tipo de música, no he ido nunca a un concierto de rock. He tenido una vida muy obsesionada con la música clásica pero soy feliz con ello.

¿Qué le dio la música clásica que la convenció hasta ese punto?

El mensaje.  El equilibrio personal que te da. Cuando ves fuera la lotería de vida que hay... ¿Por qué no compartimos más la música clásica? Es un código ético.

¿Cuál?

La belleza sin fronteras. Por eso la música es más firme. El liderazgo mal entendido viene del egocentrismo. La música ha de estar por encima de eso.

¿Es trasladable a la política?

Sí, mediante la transparencia, como en la música. Y coherencia. Yo soy muy coherente. Soy religiosa y soy coherente, y tan respetable me parece serlo como no serlo, pero que no se metan conmigo por ello. Respeto para todo. Debemos ser coherentes y no tener miedo a que nos juzguen. La sociedad necesita referentes que resulten creíbles.

Respeto y coherencia, necesidad de referentes creíbles... Se me ocurren dos cosas a la vez: una, la proclamación del rey y la necesidad de manifestarse por una república; otra, el éxito de Podemos... ¿Qué piensa usted?

Soy una persona muy respetuosa con el poder establecido. Pido a quienes nos representan integridad, credibilidad y compromiso sincero. El día de la proclamación había muchos medios internacionales y hay que trabajar para que suene nuestro país con armonía. Esto refuerza nuestro país, hace que sea más creíble y que genere confianza. Todos tenemos la responsabilidad de crear un país que sea una verdadera orquesta. Otra cosa es que haya canales para expresar si estamos o no conformes. Y el día de la proclamación fue un día histórico no sólo por el orgullo de nuestro nuevo rey también porque era la demostración de que somos un país con entidad propia.

Sin temor lo dice...

He tenido el privilegio de contar con la presencia de los Reyes en mis conciertos. Creo que Felipe VI y doña Letizia son excepcionales, gozan de gran credibilidad y no tienen miedo a expresar sentimientos y creo que exhibirán la gran sinfonía de nuestro país.

A Letizia se la critica bastante...

La crítica por la crítica es sólo una contaminación social.

Tal vez haya algo que usted sí critique, de manera constructiva al menos, y es la falta de interés en nuestra educación por la música clásica...

Debería ser educación troncal, fortalece las capacidades y despierta sus habilidades además de generar verdadero equilibrio. Con la música clásica están aprendiendo a escuchar y eso es fundamental. La cultura refuerza un páis, es una utopía. la utopía del sueño y la superación.

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