El conseller de Justicia, Germà Gordó, y la alcaldesa de Figueres, Marta Felip, han firmado este viernes un protocolo para ceder la antigua prisión del municipio al Ayuntamiento de la ciudad ante la apertura, el próximo julio, del nuevo centro penitenciario Puig de les Basses —también ubicado en Figueres—.
En un comunicado, la Conselleria ha indicado que cuando se haya desalojado la antigua prisión, el edificio pasará a disposición de la Dirección General del Patrimonio para que se realicen los trámites para cederlo de forma gratuita al consistorio de Figueres, que deberá definir los usos que se darán al inmueble.
Gordó ha destacado que el espacio —catalogado por su valor arquitectónico e histórico— "se devolverá a la ciudad" y que el Ayuntamiento tendrá que determinar los usos en un plazo de dos años, tras asegurar que se ha trabajado coordinadamente para obtener resultados positivos en política penitenciaria.
Por su parte, Felip ha explicado que la antigua prisión "pasará a formar parte de la historia de la ciudad", y ha añadido que se deberá debatir sobre los usos del edificio, a pesar de que ha subrayado que se trata de una decisión que no puede perpetuarse porque el edificio es viejo y se tendrá que rehabilitar.
Mientras, el nuevo centro penitenciario Puig de les Basses —que sustituirá las próximos días las prisiones de Figueres y Girona— tiene 61.642 metros cuadrados y está preparado para alojar hasta 1.000 internos, con 620 celdas que se distribuyen en nueve módulos y cuatro unidades singulares.
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