John Connolly: "La mayoría de la gente no es mala, pero es egoísta, y del ahí nace el mal"

  • El autor de 'Malvados' publica nueva obra de su exitosa serie de novela negra: 'La ira de los ángeles'.
  • "Me divierte asustar al lector" dice el escritor que cuenta no temer casi nada.
  • "Todos tenemos un 'yo' lleno de odio, rencor, vergüenza, remordimientos..."
John Connolly, durante la entrevista con '20 Minutos'
John Connolly, durante la entrevista con '20 Minutos'
JORGE PARÍS
John Connolly, durante la entrevista con '20 Minutos'

La tensión en manos de John Connolly (Dublín, 1968) es un arte, el arte de obligarte a seguir pese a la inquietud pero sin llegar a asfixiarte. En su última novela, La ira de los ángeles (Tusquets), nueva entrega de la saga policiaca protagonizada por Charlie Parker, el manejo de nuestras emociones es brutal.

Crea el autor de Malvados y la serie de novelas policiacas protagonizadas por Parker imágenes que hacen que nos giremos en el pasillo por si acaso esa extraña mujer del bosque de La ira de los ángeles está detrás de nosotros. Novela negra llena de elementos sobrenaturales que hoy ya no suscitan críticas por parte de los defensores del género en su estado más puro. Esa pureza es hace ya tiempo mestizaje.

¿Pasa usted miedo cuando escribe? Porque hay escenas...

No me asusto con casi nada. Parte de lo que me divierte es asustar al lector. Sin llevarlos al horror extremo. Lo que a veces sí me pasa es que me sorprenden mis propios personajes. Y ocasionalmente sí es verdad que me cuesta narrar algunas cosas.

¿Por ejemplo?

En mis obras sale bastante el cáncer. Y eso me cuesta. Sé que es porque mi padre murió de cáncer y siento miedo de que el cuerpo se alíe contra sí mismo, que es lo que pasa cuando tienes cáncer.  Otra cosa que me marcó y me influye es algo que me pasó de niño.

¿No me irá a decir que lo abandonaron?

No, pero sentí eso. De pequeño llegué a mi casa y mi casa no estaba. Tenía cinco años y me senté en el bordillo angustiado: mi casa no estaba. Una vecina me vio y vino, y me dijo: pero si es tu casa, lo que pasa es que la han pintado. Era de otro color y por eso no la reconocía. Aquella sensación de miedo a que me hubieran abandonado está en mis libros.

Dicen que todos los miedos se crean en la infancia...

Sí. Y cada adulto tiene el niño que fue y que sigue esperando al adulto en que se va a convertir. Vuelvo a la infancia y a la adolescencia por ello. Un niño que ha sido infeliz suele ser un adulto infeliz.

¿Suele o es imposible cambiarlo?

Bueno, la verdad es que no conozco a tantos adultos contentos. Conformarse está bien cuando vas siendo mayor porque te enfadas menos, pero los jóvenes no deben contentarse porque si lo hacen no lograrán nada.

¿Por eso empezó usted a escribir?, ¿porque no se contentaba siendo periodista?

Sí, no me gustaba el periodismo. Hay gente hecha para ello y luego hay otra que se mete en el periodismo para poder escribir. Yo era de ésos.

Y al final si eres de estos últimos acaba siendo frustrante...

Me frustré. Mi primer libro salió de esa frustración. Nunca habría escrito un libro si me hubiera contentado con mi trabajo como periodista.

¿Sería entonces hoy periodista?

Creo que sí, y además es más interesante que ser contable. Pero si te acostumbras a escribir siempre 500 o mil palabras año tras año al final es difícil poder escribir una novela.

¿Puede leer sus libros una vez se han publicado?

Imposible, porque sólo veo errores.  Lo que me gusta es cuando ya tengo el primer borrador, escribo sin planificar, y entonces empiezo a reescribir. No hay escritores maravillosos, hay muy buenos reescritores.

Sólo ve errores, pero es que ¿alguna obra de arte no los tiene?

Todo arte tiene una imperfección. Si escribieras el libro perfecto, ¿volverías a escribir? Yo creo en eso de: falla otra vez y falla mejor. Y eso es lo que hacemos todos: fracasar mejor. Conoces los errores que cometes y esos ya no los repites, cometes otros, pero no los mismos.

¿Una venganza de la vida en la que repetimos tanto los errores?

Sí, la definición de la locura es hacer cada vez lo mismo esperando un resultado distinto.

Usted que tanto ha escrito sobre el mal, ¿ha conseguido saber cuál es su verdadera naturaleza?

Todos tenemos un yo secreto lleno de vergüenza, culpa, remordimientos, dolor y cosas oscuras. La mayoría de la gente no es mala, pero es egoísta y del egoísmo nace el mal.

¿Y de la envidia?

No, del egoísmo. Pero el mal tiene una gradación: se van dando muchos pequeños y de repente te encuentas en una situación terrible. A los neurocientíficos les interesan los prisioneros de crímenes violentos y horribles, y han comprobado que sus cerebros están conectados de manera distinta. Lo que preguntan los libros sobre estos actos horribles, inexplicables, es si hay algo fuera que los provoca. ¿Hay un ser del mal que lo genera y mueve?

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