Sin casa y con su madre enferma

Una mujer y su hijo, desahuciados por no tener ayudas sociales para el alquiler
Manuel e Isabel, ayer por la tarde en el pasillo de su casa.
Manuel e Isabel, ayer por la tarde en el pasillo de su casa.
Jorge París
Manuel e Isabel, ayer por la tarde en el pasillo de su casa.
Tiene 22 años y trabaja de repartidor en una tienda de ultramarinos de la plaza de las Salesas (Centro). Con los 600 euros que gana al mes paga el alquiler  –480 euros– y costea el resto de gastos, la comida y los cuidados de su madre enferma. Así vive Manuel Pajares, un joven de 22 años que en pocos días tendrá que abandonar el piso de alquiler en el que reside.
 
Manuel vive con su madre, Isabel, en una pequeña casa de la calle Hortaleza (Centro). Aunque ella no es muy mayor –tiene 48 años– no puede trabajar debido a una úlcera en una pierna que la obliga a acudir casi a diario al Hospital Clínico a realizar curas.
Desde hace dos años no pueden pagar el alquiler del piso. «Los ahorros se nos han acabado y sólo tenemos para poder vivir al día», explica Manuel. El propietario, tras dos años sin recibir la renta, los llevó a juicio «algo que entendemos», confiesa Manuel. Ahora tienen una orden de desahucio que los obliga a abandonar el piso antes del día 25. Manuel e Isabel están desesperados porque no reciben ninguna ayuda social. «La Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid se escudan en que mi sueldo es suficiente», asegura Manuel.
 
Además, su madre, aunque ha trabajado durante 15 años limpiando un bar, no estaba dada de alta en la Seguridad Social, con lo que «ya ni siquiera tiene derecho a paro». La única ayuda que reciben es de Cáritas, que les ofrece «algo de comida». Ante este panorama «creemos que lo que pasa es que no nos dirigimos a los organismos adecuados, porque si no, no entendemos por qué no nos dan las subvenciones».
 
Sin ayuda familiar
 
Tampoco pueden contar con su familia. Isabel está separada y su ex marido se ha desentendido de ambos. El resto de parientes tampoco quieren saber nada.
 
Manuel ya no sabe a quién recurrir y dice que lo único que le preocupa «es la situación de abandono en la que se quedará mi madre que no puede valerse por sí misma».
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