Cuando se cumplen 75 años del inicio masivo del exilio republicano, el Centro de Estudios Andaluces y el Centro Andaluz de las Letras recuerdan en una actividad conjunta el generoso papel que jugó el México de Lázaro Cárdenas en la acogida de los más de 20.000 exiliados españoles que se vieron obligados a asentarse en el país azteca. En la mesa redonda, que se celebra este miércoles 23 de abril como acto central de la conmemoración del Día del Libro, intervienen la profesora titular de Historia Contemporánea de la Universidad de Sevilla Inmaculada Cordero; Abelardo Linares, poeta, bibliófilo y editor de Renacimiento, y José Luis Suárez, sobrino del periodista sevillano Luis Suárez, trasterrado en México y uno de los grandes nombres de la prensa mexicana.

La mesa redonda, que arrancará a las 20,30 horas en la Biblioteca Infanta Elena de Sevilla y cuenta con la presencia de la directora del Centro de Estudios Andaluces, Mercedes de Pablos, y del director del Centro Andaluz de las Letras, Juan José Téllez, según se indica en un comunicado, se centrará en la trayectoria del periodista sevillano Luis Suarez (Albaida del Aljarafe, Sevilla, 1918-México, 2003), cuyas memorias parciales, 'Puente sin fin', acaban de ser editadas por vez primera en España por Renacimiento y el Centro de Estudios Andaluces. Una obra que brinda la posibilidad de conocer en profundidad la vida de este escritor y periodista nacido en Sevilla y exiliado a México tras la Guerra Civil, donde se convirtió en uno de los mejores cronistas de su tiempo.

Esta actividad se enmarca dentro del programa de actividades organizado en los meses de abril y mayo por el Centro Andaluz de las Letras y el Centro de Estudios Andaluces para poner en valor a algunos de los escritores andaluces del exilio en conmemoración del septuagésimo quinto aniversario del fin de la Guerra Civil española. El programa también incluye la exposición 'Tras(pasar) la frontera. El exilio republicano en Francia' que se puede visitar en el Museo de la Autonomía de Andalucía (en Coria del Río) hasta el 1 de junio.

Desde el inicio de la Guerra Civil, México mostró su disposición a acoger a todos aquellos refugiados españoles que quisiesen desplazarse allí, un compromiso con el gobierno legal de la II República al que se mantuvo fiel durante décadas —México fue junto a Yugoslavia, la nación que mantuvo su reconocimiento como Gobierno español al gobierno de la República en el exilio hasta 1977, negando tal legitimidad al régimen de Franco—. Los exiliados republicanos españoles contribuyeron de forma muy destacada a la construcción en México de una cultura progresista de izquierda, así como al nacimiento y desarrollo de diversas iniciativas e instituciones científicas, culturales y educativas (UNAM, Casa de España, Revista Ciencia, editorial Fondo de Cultura Económica y un largo etcétera).

Por su parte, el gobierno mexicano arbitró un sistema de ayudas para facilitar la llegada y asentamiento de los refugiados españoles que arribaban a las costas mexicanas en barcos cuyos nombres —Sinaia, Mexique o Ipanema— se han convertido hoy en símbolos de la generosidad de este país.

Ciertamente hablar del exilio en México es hablar de andaluces tan destacados como Victoria Kent, Luis Cernuda, Diego Martínez Barrios, Adolfo Sánchez Vázquez, María Zambrano e Isabel Oyarzábal, pero también de miles de andaluces anónimos que marcharon al exilio con idea de regresar a su tierra, retorno que en muchas ocasiones no fue posible.