El artista madrileño José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía en 2010, ha hecho un llamamiento al sector para que haga un esfuerzo por demostrar que la cultura es necesaria, que los artistas son útiles y que en el arte "cabe todo el público a todos los niveles", ya que "si no hay espectador, no hay arte".

"La cultura contemporánea no muerde, pero mucha gente dice que no entiende este tipo de arte", ha lamentado este pintor y fotógrafo, quien ha recordado que los museos están a disposición de la sociedad como servicio público y ha invitado a los ciudadanos a que acudan a ellos, pues "una obra de arte nace cuando un espectador entra en la sala y la contempla".

Ballester ha presentado este jueves en el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, en la capital segoviana, su exposición 'Umbrales de silencio', un proyecto que según el autor supone un intento por abrirse a la ciudad y responde además a la búsqueda de un modelo social entre lo público y lo privado, entre el aspecto individual y la vertiente social de cada ciudadano.

Para él, el pasado ya no existe y después de la crisis habrá una relación diferente entre lo público y lo privado, lo que implica la necesidad de "inventarse" un futuro lo más justo, soportable y equilibrado entre esos dos aspectos.

En esa lucha, ha dicho en declaraciones recogidas por Europa Press, ha estado inmerso en los últimos años, en los que ha ido fraguando un trabajo que surgió en 2007, cuando el Museo que dirige Ana Martínez de Aguilar, comisaria de la exposición junto al catedrático Antonio Ruiz, le encargó fotografiar lugares de la ciudad de Segovia ocultos o vedados al público en general con el fin de sacar a la luz la riqueza arquitectónica, pictórica y natural escondida en la ciudad.

El silencio, al que se hace referencia en el título de la muestra, representa para Ballester la búsqueda de un sentido a la vida, que se contrapone al ruido que representa la propia sociedad, el modelo social o el compromiso con el entramado al que se pertenece.

La exposición está conformada por fotografías de Segovia que representan lugares silenciosos, solitarios y en reposo. Se trata de obras que muestran y definen ante todo espacios vacíos que invitan a la reflexión y que permiten al espectador descubrir lugares inaccesibles al público que se esconden en monasterios, una antigua cárcel, una carpintería, la Academia de Artillería, la Catedral, el Alcázar, el Palacio del Obispo o la Casa de Don Álvaro de Luna.

De ellos se han fotografiado, puertas, interiores de cubiertas, escaleras, torres, claustros, huertas, estanques, refectorios, coros, celdas, zaguanes, patios y bibliotecas.

En total, la exposición reúne 64 trabajos, 52 de los cuales se han realizado ex profeso para este proyecto y se exhiben en el Museo. Otros doce pertenecen a su serie 'Espacios Ocultos', que se muestran tanto en el Esteban Vicente como en cuatro lugares emblemáticos de la ciudad: el Alcázar, la Academia de Artillería, el Museo de Segovia y el Museo Zuloaga.

Las obras están organizadas siguiendo la metáfora de rueda de la vida —el agua, la luz, el espacio y el tiempo— para sugerir actitudes y preguntas esenciales ante lo que se presencia. La colección ofrece una renovación de las técnicas fotográficas y el carácter pictórico de la obra de Ballester, que devuelve a la creación fotográfica el carácter artesanal gracias a la utilización del ordenador para redibujar, iluminar y colorear los espacios y a la manipulación que permiten los nuevos materiales y técnicas de impresión.

Cargo al uno por ciento cultural

La exposición, que podrá verse hasta el 14 de septiembre, cuenta con el patrocinio de Abertis Autopistas a través del uno por ciento cultural. Fue este antiguo patrono, según ha recordado el presidente del Museo, Francisco Vázquez, el que percibió la importancia de esta iniciativa perseguida durante siete años y la defendió ante la Comisión Mixta formada por los ministerios de Fomento y Cultura para conseguir una aportación cercana a los 200.000 euros.

Aparte de la realización de la muestra, la cuantía permite desarrollar el programa de actividades para todo el 2014, ya que la aportación de Abertis genera un 33 por ciento adicional en virtud del acuerdo que mantiene el centro con su principal patrono, la Fundación Harriet y Esteban Vicente.

Todo ello supone garantizar durante varios meses la apertura del espacio segoviano, amenazado por el cierre temporal en más de una ocasión, así como ganar "holgura" para trabajar en el plan de viabilidad planteado hasta 2016.

El director de la Red Centro-Sur de Abertis, Ignacio Arbilla, quien ha estado presenta también en la presentación junto con los comisarios de la exposición, ha mostrado su orgullo por compartir con la ciudad de Segovia el proyecto, que según ha resaltado es una muestra de la implicación de la compañía con el territorio por el que discurren sus infraestructuras. A través de Arbilla, Abertis se ha mostrado abierta a colaborar con nuevas iniciativas "siempre que sea posible".

El Ayuntamiento de Segovia ha incorporado la muestra a su oferta turística y se ha editado un catálogo en el que colaboran los comisarios de la exposición, así como el médico psiquiatra y psicoanalista David Dorenbaum.

La iniciativa se acompaña de un ciclo de conferencias en el que se analizará la concepción del vacío y del silencio a través de diferentes disciplinas. Se trata de un ciclo de divulgación destinado a un público no especializado en el que intervendrán entre otros el propio Ballester, David Dorenbaum, el especialista en sonidos de la naturaleza Carlos de Hita, el escritor y sacerdote Pablo D'Ors o el especialista en pensamiento oriental, filósofo, escritor y profesor Juan Arnau.

El ciclo se completará con un paseo por Segovia a través del tiempo, del espacio y de las vidas que encierran las distintas arquitecturas de la ciudad.