El objetivo: disuadir a los jóvenes, informarles cuando vayan apareciendo de que está prohibido beber en la calle y evitar así, antes de que ocurra, que se unan grupos y formen una concentración botellonera, pues si no lo hacen antes, disolver un botellón ya formado podría conllevar cargas policiales que el Ayuntamiento quiere evitar a toda costa.

Dado que la ley prohíbe beber en cualquier punto de la ciudad, los agentes no aconsejarán a los jóvenes que se vayan al botellódromo de Hipercor, pero si lo hacen allí el control policial se relajará.

El Ayuntamiento teme que su esfuerzo (supondrá dedicar al botellón un 60% de la plantilla de guardias y desatender durante ese día otras labores policiales) no se vea correspondido de la misma manera por la Subdelegación del Gobierno, que colaborará en la vigilancia de las calles.

"Aún no sabemos de cuántos efectivos dispondremos, pero haremos el máximo esfuerzo", dice el subdelegado, Antonio Cruz. Según el alcalde, José Torres Hurtado (antiguo delegado del Gobierno en Andalucía) la Subdelegación podría aportar "sin ningún problema" de otros 300 agentes (traídos de fuera de la provincia), con lo que la ciudad contaría con 600 policías contra el botellón.

"El Día de la Cruz no me preocupa"

"Si los jóvenes saben de antemano que no se va a permitir que beban en la calle, tendremos ya mucho ganado, porque evitaremos que vengan de fuera y será más fácil controlar a los de aquí", explica el alcalde. Será el mensaje que empleará frente al Día de la Cruz, el 3 de mayo, "aunque esa fiesta no me preocupa, cae en miércoles y no habrá barras que inciten a beber".