La amistad y la violencia son los actos más repetidos en las películas de Pixar

  • Una investigadora española ha realizado un estudio sobre los valores y los modelos sociales que se muestran en las películas del estudio de animación Pixar.
  • Predominan los personajes masculinos sobre los femeninos, aunque desde hace unos años ha surgido una importante tendencia de "chicas más guerreras".
  • Según el estudio, los niños aprenden, en buena medida, a lidiar con conflictos emocionales como el sufrimiento y la muerte gracias a las historias de ficción.
Buzz y Woody en una escena de 'Toy Story'.
Buzz y Woody en una escena de 'Toy Story'.
DISNEY PIXAR
Buzz y Woody en una escena de 'Toy Story'.

Desde finales de los años 90, con la popularización de la animación realizada por ordenador, Pixar recogió el testigo de Disney como compañía más prestigiosa del sector, capaz de crear sueños animados repletos de magia y talento. De la mano de sus artistas y la mente de sus creadores han surgido historias tan memorables como Toy Story, Monstruos S.A. Ratatouille y Wall-E.

Sus carismáticos personajes se han convertido en iconos de la cultura popular más reciente, imágenes fácilmente reconocibles por los adultos y aún más por los niños. Pero, ¿qué valores y modelos sociales transmiten las películas de Pixar? Una investigación realizada en España ha puesto el foco en este asunto y ha llegado a la conclusión de que la amistad y la violencia son los contenidos más representados en los doce primeros largometrajes del popular estudio de animación.

La autora del estudio, Leticia Porto Pedrosa, profesora de sociología e investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, matiza sin embargo esa llamativa presencia de la violencia en estas películas tan enfocadas al público infantil. "Se trata de un tipo de violencia muy específica, violencia higiénica la llaman algunos autores. Nunca se muestra sangre y además no se justifica, es siempre colateral y surge como consecuencia de la trama", explica.

"Este tipo de violencia no hace necesariamente que una película no sea recomendable para un niño", añade la profesora, que también asegura que suele usarse sobre todo como reclamo comercial. Entre los ejemplos de este tipo de actos en las películas de Pixar están, por ejemplo, el trato que le da Sid (el niño malo de Toy Story) a sus juguetes o el trato coercitivo de los saltamontes a las hormigas en Bichos.

La investigación analiza a unos 160 personajes de ficción, que han sido codificados de acuerdo a unas 150 categorías diferentes. Entre ellas destacan el papel que cumplen en la historia y la especie de estos personajes, si son masculinos o femeninos, la edad, la nacionalidad o si poseen rasgos estéticos peculiares como usar gafas o llevar brackets.

Asimismo, el estudio registra más de 2.000 actos contabilizados individualmente y que hacen referencia a las diferentes situaciones que emprenden los principales personajes. A los actos más repetidos, amistad y violencia, le siguen la cooperación, el amor, el desprecio y la solidaridad.

Estudio sobre Pixar.

Otro de los datos más destacados de este análisis de contenido es la clara sobre representación de los personajes masculinos (62%) frente a los femeninos (21,5%). Sin embargo, según Leticia Porto, se constata cierto cambio de tendencia ya que "podríamos hablar de una nueva concepción de heroínas menos frágiles y más guerreras como Helen, en Los Increíbles; Roz, la funcionaria de Monstruos S.A. o Holley, la espía de Cars 2".

Entre las novedades que introduce este estudio se encuentra la implementación de la técnica de grupos de discusión con niños y niñas, los más pequeños entre 5 y 6 años, metodología poco desarrollada en España con este colectivo.

De este modo, el texto introduce un interesante y provocador debate sobre el potencial didáctico de los contenidos vinculados al dolor y la muerte para el público infantil. "Cuando pensamos en materiales audiovisuales infantiles solemos imaginamos historias llenas de fantasía, con personajes divertidos que entretienen a los niños, sin más". Sin embargo, es frecuente que la trama de estas películas se desencadene a partir de la presencia de determinados "conflictos emocionales" a los que los personajes de ficción tienen que enfrentarse.

"La partida, el abandono, la separación y, especialmente, la muerte son algunas de esas situaciones complejas que deben afrontar para continuar su camino. Son esos conflictos emocionales los enseñan al público infantil cómo superar la adversidad a través de la ficción", explica la investigadora.

"Las pantallas hablan todo el tiempo a los niños de la supervivencia, de la muerte, del dolor... mientras que en la vida real, muchos de estos temas se evitan en las familias. Cuando preguntamos a los niños sobre la muerte, por ejemplo, nos damos cuenta de que ellos necesitan expresarse sobre estas emociones", afirma Porto. El cine y la televisión han asumido funciones principales en la educación sobre las emociones, relagando a un plano más secundario a los agentes tradicionales de la socialización como son la familia y la escuela.

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