El príncipe Enrique, amenazado de muerte, recibe un entrenamiento especial para Irak, mientras gasta bromas a su abuela.

El príncipe Enrique, que servirá en Irak a partir del próximo mayo, recibirá un entrenamiento especial ante la eventualidad de que pueda ser secuestrado en ese país, tras las amenazas de muerte de insurgentes, asegura hoy el diario británico "The Sun". El príncipe también es noticia por la memorable broma telefónica que ha gastado a su abuela.

El hijo menor del príncipe Carlos y la fallecida princesa Diana dirigirá en Irak una unidad de doce hombres de los escuadrones del Household Calvary Regiment, al que pertenece.

Según el rotativo, grupos radicales han amenazado, a través de páginas electrónicas, con matar o secuestrar a Enrique, de 22 años y tercero en la línea de sucesión a la corona.

Ante cualquier eventualidad, el príncipe y sus compañeros serán sometidos a un entrenamiento en una base militar de Norfolk, sureste de Inglaterra, donde simularán ser rehenes, afirma "The Sun".

En el simulacro, los soldados liberarán al hijo del príncipe Carlos con gas lacrimógeno y granadas.

La zona militar de Norfolk, que servía de entrenamiento para el conflicto en Irlanda del Norte, ha sido adaptada para simular las condiciones en Irak, agrega el matutino.

La decisión de preparar al príncipe se tomó después de que se colgaran amenazas en varias páginas electrónicas.

Unos de esos mensaje, siempre según "The Sun", dice: "El príncipe Enrique será enviado a Irak para que le maten musulmanes".


Según informó recientemente el Ministerio británico de Defensa, el príncipe, con rango de subteniente, desempeñará la labor de comandante de tropa normal y tendrá a su cargo una unidad de doce hombres y cuatro vehículos acorazados de reconocimiento Scimitar.

El príncipe no ha perdido el sentido del humor pese al riesgo que correrá en Irak. Según han publicado varios medios británicos, su propia abuela ha sido objeto éstos días de sus bromas.

Él y su hermano, el príncipe Guillermo introdujeron un mensaje de recepción de llamadas en el contestador automático de su abuela en el que podía oirse. "Soy Liz. Disculpe, pero en estos momentos no estoy en el trono. Para comunicarse con Felipe, pulse uno. Para Carlos, pulse dos. Para los Corgis, pulse tres".

La Soberana, a quien le gusta imitar a personajes públicos y hacer chistes en privado, se enfadó mucho, pero terminó riendose con la gamberrada de sus nietos.

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